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Analistas 08/11/2023

¿Qué pasa con el aumento del salario mínimo?

Durante los últimos años, especialmente desde la emergencia sanitaria del covid-19, se ha venido fijando el aumento del salario mínimo (SM) varios puntos por encima de la inflación. Pero, contrario a lo que se cree, esa una medida que afecta en gran medida el bienestar de los hogares.

En primer lugar, es necesario tener presente cuánto ha sido el aumento real del SM en los últimos años. En el gráfico 1, se puede ver cómo ha evolucionado el deslizamiento del SM en los últimos años, es decir, en cuánto ha subido el SM por encima de la inflación. El 2022 fue el año de mayor deslizamiento, mientras que 2023 también se ubicó por encima del promedio de los últimos 10 años.

Adicionalmente, si bien la legislación colombiana señala que, para establecer el aumento anual del salario mínimo, se deben tener en cuenta tanto la inflación como el incremento en la productividad, la realidad ha sido diferente. El aumento del SM ha crecido por encima de lo que lo hacen esos dos parámetros (ver gráfico 2).

Por lo anterior, como la economía y la productividad no han crecido lo suficiente para soportar ese tipo de aumento en los costos de contratación, lo único que ocurre es que un mayor número de trabajadores comienzan a ganar salarios por debajo del mínimo, condenándolos directamente a la informalidad.

Se puede ver que cada vez que el SM crece como proporción del salario medio de la economía, son más los trabajadores que empiezan a tener ingresos menores a un SM. Del 2022 a 2023, las personas que ganan menos de 1 SM pasaron de 43,4% a 46,1%. Además, es importante anotar que un SM que corresponde a 74,8% del salario medio, no puede considerarse como mínimo. Es así como el manejo inadecuado del SM se convierte en una gran barrera para la generación de empleo formal, especialmente entre los grupos que se quiere proteger.

En pocas palabras, un incremento del SM por encima de la inflación más el aumento de la productividad impacta directamente en la capacidad de las empresas de generar y mantener el empleo formal. No olvidemos que en Colombia 96% de las empresas son micro y pequeñas empresas, para las que es muy difícil soportar la carga prestacional, que en Colombia es ya bastante alta.

Otro factor importante a tener en cuenta cuando se toma la decisión del aumento del SM, es que funciona como indexador de precios:

• Las pensiones de un salario mínimo crecen con el incremento de este, mientras que las pensiones mayores crecen con el IPC. Por consiguiente, cada año se acumula una mayor proporción de personas pensionadas con ingresos cercanos o iguales al salario mínimo, así como también incrementa el valor real de los subsidios a pensiones de un salario mínimo.

• El precio de la Vivienda de Interés Social (VIS) y Prioritaria (VIP) se expresa en número de salarios mínimos, por lo que cada vez se limita más la probabilidad de acceso para las poblaciones más vulnerables.

• Las multas y sanciones también se indexan con el salario mínimo y, por tanto, se hacen cada vez más costosas en términos reales.

• El salario mínimo es la métrica con la que se determina la cotización mínima al sistema contributivo de Seguridad Social. Eso es preocupante, pues sentencia prácticamente a la mitad de la población ocupada a escoger entre quedar menos protegidos (por ejemplo, sin poder cotizar a pensión) o a pagar un costo muy alto en comparación con sus ingresos (proporcionalmente mayor a lo que paga el resto de la población) para ser parte del sistema contributivo de Seguridad Social. Además, el gobierno pierde una fuente importante de recaudo por cotizaciones.

Por último, un tema que refleja directamente la relación del salario mínimo con el bienestar de los colombianos es su relación con la reforma pensional. Es importante tener en cuenta que en el actual Sistema General de Pensiones (SGP) la cobertura es alarmantemente baja, solo 1 de cada 4 personas en edad de pensión efectivamente recibe una mesada pensional. En consecuencia, tenemos un sistema de protección a la vejez que favorece principalmente a las personas de mayores ingresos, que son los que reciben la mayoría de los subsidios pensionales. Eso se debe principalmente a las dificultades que impone el mercado laboral a que los trabajadores de menores ingresos coticen a pensiones y eso, a su vez, es una causa directa de la indexación de las cotizaciones al salario mínimo.

Ahora bien, hablando particularmente de la reforma que se tramita en el congreso, el Pilar Contributivo que plantea la reforma fija su umbral en 3 salarios mínimos. Es decir que los aportes de todos los cotizantes hasta sus primeros 3 salarios mínimos irán a parar al régimen público. Dada la distribución de ingresos generada por un alto salario mínimo como porcentaje del salario medio, cerca de 92% de los trabajadores tiene ingresos por 3 salarios mínimos o menos. En ese sentido, y como hemos resaltado repetidas veces en Anif, un umbral de esa magnitud atado a un mercado laboral que no funciona bien tendrá impactos fiscales muy importantes en el largo plazo sin corregir problemas estructurales del sistema pensional.

Por todo lo anterior, es importante reflexionar sobre las consecuencias de subir el salario mínimo por encima de la capacidad de la economía. Las buenas intenciones no son suficientes y hay que entender que los ingresos de los hogares no aumentan por decreto. Se deben generar condiciones óptimas para la generación de empleo formal en el país, no aumentar las barreras que existen actualmente. El empleo es la principal fuente de ingreso y de bienestar de los hogares. En ese sentido, las discusiones que se tomen sobre los parámetros que afectan el mercado laboral son de vital importancia.

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