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Analistas 14/07/2022

No nos reten. El voto popular es mandato

Andrés Otero Leongómez
Consultor en Investigaciones e Inteligencia Corporativa

Mensaje amenazante con que el presidente electo hizo un llamado por Twitter a la Junta Directiva de Ecopetrol, dejando claro que esta dispuesto a matar a la gallina de los huevos de oro. Como se diría en el argot futbolístico, entró con los taches arriba. Independiente de sus razones, lo preocupante es le tono y el mensaje.

No ha regresado de Florencia y ya se terminó la luna de miel. La aparente tranquilidad que generó su discurso de aceptación hablando del amor, rápidamente se esfumó. El mensaje es claro, si el pueblo se lo pide el se va a perpetuar en el poder.

Para aquellos que pensaban con el deseo, esperando que su gobierno sería de centro, que no llegaría imponiendo reformas radicales y creyendo que los políticos tradicionales que lo rodean influirían para moderar su tono, cambiar su estilo déspota de gobernar y ayudarlo a construir consensos, se equivocaron. A punta de mermelada compró al Congreso, destrozó la oposición y acabó con cualquier forma de control político. Y los ministros provenientes del establecimiento, aquellos que por su experiencia y trayectoria estaban llamados a impartir un toque de sensatez y tranquilidad a los mercados, con su ánimo de protagonismo e impulso reformista, rápidamente empezaron a despertar los fantasmas del petrismo real.

Una reforma tributaria billonaria que busca irrigar dinero al pueblo sin temor a quebrar la economía y acabar con el aparato productivo. Populismo. Un proyecto de transformación energética que amenaza con patear la lonchera minero-energética cuando los precios de los commodities están por lo alto. Nacionalización. Una reforma agraria que pretende forzar a propietarios a vender o entregar sus tierras al Estado con el fin de repartírsela a los campesinos. Expropiación. Una reforma de salud y de pensiones que busca quitarles el ahorro a los colombianos y devolver el servicio a manos de un Estado burocrático e ineficiente. Corrupción.

Una propuesta de diálogos regionales con el objetivo de pacificar a los narcos a cambio de desmantelar la policía y entregar la seguridad del Estado a indígenas y comunidades. Milicias Bolivarianas. Y un estilo de gobernar por Twitter - a lo Trump-, que fomentan la fuga de capitales, dispara el dólar, genera pánico económico y vuelve a los pobres cada vez más pobres. Venezuela. Deberíamos mirar a Sri Lanka, Venezuela, México, Chile y Argentina, por mencionar algunos de los pupilos más aplicados de la izquierda contemporánea, quienes con el mismo tono grandilocuente de Petro, se hicieron elegir prometiendo acabar con la pobreza, dejar atrás la dependencia en combustibles fósiles y convertir a sus países en potencias agroindustriales. El resultado a hoy: países en quiebra, crisis humanitaria sin precedentes y corrupción fuera de toda proporción.

Espero estar equivocado con mi bola de cristal.

Reto 1: Un verdadero acto simbólico de paz, sería ver a Petro y a María José Pizarro, caminar el día de la posesión hasta el Palacio de Justicia y desde su entrada, pedir perdón a las víctimas y al país, haciendo un reconocimiento de la responsabilidad del M-19 por el holocausto causado ese 6 de noviembre de 1985. Sin excusas ni señalamientos.

Reto 2: A la Comisión de la Verdad le digo, toda verdad tiene dos versiones. Les falto el otro lado de la historia.

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