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Analistas 12/01/2023

El ChaPetrín Colorado

Andrés Otero Leongómez
Consultor en Investigaciones e Inteligencia Corporativa

La respuesta del ELN al anuncio unilateral de cese al fuego del presidente Petro en las fiestas de año nuevo, fue una cachetada del grupo narcoterrorista al creador de la Paz Total, que le dejo el cachete colorado. Es una muestra más de que los criminales en Colombia siguen mandando la parada y definen la agenda.
Ya lo vivimos durante las negociaciones con las Farc -que por el afán del presidente Santos de obtener su Premio Nobel- le dimos toda clase de concesiones que al final han sido el mayor impedimento para alcanzar la verdadera paz. Como dijo el jefe del equipo negociador Humberto de La Calle, no tiene presentación que este gobierno le esté dando pista a las disidencias de las Farc en este nuevo proceso de paz.

Pero a diferencia del maquiavélico de Santos -que tenía todo fríamente calculado-, lo que estamos viviendo con este gobierno es un grado de improvisación e ingenuidad al mejor estilo del Chapulín Colorado. Se aprovechan de mi nobleza.

La respuesta pusilánime y descoordinada del equipo negociador no puede tener otro resultado que un acuerdo de impunidad total con salvoconducto para seguir traficando y asesinando. Los criminales lo saben. Por eso imponen como garantes a sus viejos amigos para salirse con la suya. Mis antenitas de vinil detectan la presencia del enemigo.

El día que los criminales entiendan que les caerá todo el peso de la ley y la sanción de toda una sociedad, valorarán la oportunidad que se les brinda de sentarse a negociar. Que no existen beneficios por el simple hecho de firmar un acuerdo. Que su responsabilidad no está limitada a lo que ellos consideran, sino a las pruebas que existen de su participación en los hechos. Que la Justicia Transicional debería ser supletoria y no una garantía de impunidad. Que no pueden llegar a tener participación en política sin votos ni legitimidad en las regiones. Que la Comisión de la Verdad no es una oportunidad para reescribir la historia a su antojo, sino el camino para aportar información de su participación en una serie de delitos de lesa humanidad difíciles de esclarecer y perdonar. Lo sospeché desde un principio.

El día que entendamos que los derechos humanos de los criminales no están por encima de los delitos de lesa humanidad que ellos han cometido -como lo ha evidenciado Bukele en el Salvador-, ese día estaremos en capacidad de sentarnos a negociar con un puñado de delincuentes acostumbrados a estar por encima de la ley y de buscar un verdadero acuerdo de paz donde las víctimas estén por encima de sus victimarios. Un acuerdo en el cual los delincuentes y narcoterroristas que llevan 50 años destruyendo nuestro país no tengan otra opción que aceptar la generosidad del pueblo colombiano, agradezcan la oportunidad que se les brinda de reintegrarse a la vida civil, y dediquen el resto de sus vidas a construir en sociedad sin prebendas ni privilegios ni vendettas ni venganzas. Síganme los buenos.

Es momento de dejar el Chipote Chillón a un lado y de twittear ‘no contaban con mi astucia’, para empezar a gobernar para un país que exige de sus gobernantes más seriedad, profesionalismo, dedicación, coherencia y respeto por la Constitución y las leyes.

Y como diría el Chapulín, que no panda el cúnico.

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