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Analistas 26/10/2023

Lecciones urgentes desde Argentina

Andrés Felipe Londoño
Asesor en transformación digital legal de servicios financieros

Hace apenas un siglo, el ingreso per cápita de un argentino era superior al de cualquier europeo occidental. Hoy, es apenas la quinta parte (o 20%) de la de un alemán.

Decía el presidente Petro en uno de sus tweets: “Argentina derrotó la barbarie. Es la hora de la esperanza”. Con la “esperanza”, Petro se refiere a Sergio Massa, actual ministro de Economía de Argentina y candidato presidencial del partido peronista “Unión por la Patria”. Desde el fin de la última dictadura en 1983, “la esperanza” ha gobernado en Argentina durante 28 de los últimos 40 años y 16 de los últimos 20.

El partido de la “esperanza” ha sido el protagonista de una de las mayores tragedias económicas de la historia. Hoy Argentina se caracteriza por (i) una inflación anual de 138% (v. 24% en 2017), (ii) una pobreza de 40% (v. 30% en 2017), (iii) ser el segundo país del mundo con más recesiones (14) desde 1950 después de Libia (donde crece dos años y decrece otro), (iv) tener el mismo ingreso real per cápita que en 1974 y (v) haber sufrido una devaluación de 89,5% durante los últimos cinco años. Difícilmente es un panorama de “esperanza”.

Ni el ser una de las historias de descalabro económico más tenebrosas le sirvió a Argentina para librarse del peronismo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del pasado fin de semana. La victoria parcial de Massa debe advertir a Colombia sobre los evidentes peligros del populismo. A pesar de sus cataclísmicos resultados económicos, Argentina está cerca de elegir nuevamente a este proyecto populista que ha transformado a este país de ser uno de los más ricos del mundo a ser un campo de entrenamiento de malas ideas ¿Cuáles son las lecciones para Colombia?

Primero, el clientelismo de masas puede ser más fuerte que la racionalidad económica. La crisis económica de Argentina se debe primordialmente a un gasto estatal excesivo con respecto a sus ingresos, concentrado ampliamente en el funcionamiento del Estado, el gasto social y la repartición de subsidios de toda naturaleza. Dado que más de 50% de la población recibe algún tipo de ayuda pública, es fácil para el peronismo vender la idea de que la oposición “viene por todo, vienen por tus derechos”. La adicción al Estado hace que Argentina mantenga un déficit fiscal de 4,2% del PIB (igual al de Colombia) y una presión inflacionaria constante por la necesidad de aumentar la oferta monetaria para poder satisfacer el insaciable gasto público.

Segundo, el populista que está en el poder lo usará para perpetuarse. Previendo el impacto negativo de la nefasta situación económica actual, como recopila el periódico La Nación de Argentina, Massa decretó el reintegro de 21% de las compras en supermercados, postergó el aumento de tarifas energéticas y de transporte, lanzó un refuerzo para jubilados, autorizó un subsidio para empleados privados, entre otras medidas para mostrar la benevolencia del gobierno. La dependencia a estos “privilegios”, que en realidad causan el desfalco económico actual, es comparable a la de un adicto a una droga letal.

Estas mismas dinámicas las utilizará el gobierno de Petro para mantener la “esperanza” en Colombia, mientras realmente se conduce al país hacia un abismo económico.

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