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Analistas 17/01/2024

¿Solo inteligencia artificial?

Alejandro Vera Sandoval
Vicepresidente técnico de Asobancaria

La inteligencia artificial (IA) ha sido un fenómeno que ha ganado relevancia en los últimos años con la aparición de desarrollos, como ChatGPT, que la han llevado a poder ser utilizada casi por cualquier ciudadano. La rápida solución de problemas y el reemplazo de operaciones repetitivas han hecho que este fenómeno gane cada vez más relevancia e incluso genere interrogantes sobre la necesidad o no de ciertas actividades.

Sin embargo, este no es un fenómeno nuevo. Los antecedentes de la IA se remontan a la Segunda Guerra Mundial cuando el matemático británico Alan Turing descifró con éxito las transmisiones encriptadas de la máquina nazi Enigma, ayudando a la posterior victoria de los Aliados. Años después, su escrito en el que se preguntaba si las máquinas podían pensar fue el inicio de una serie de hitos de avance de la IA. Dentro de esos hitos sobresalen, en los últimos cincuenta años, la creación de Eliza, un sistema de procesamiento de lenguaje, nuevas máquinas de aprendizaje, algoritmos genéticos, programación evolutiva y hasta el triunfo de Deep Blue en una partida de ajedrez ante el campeón mundial Gary Kaspárov.

En la actualidad, la IA ha emergido con aplicaciones en muchas áreas. Se destacan el análisis de datos, la atención al cliente, la automatización de tareas, generación de textos, el análisis predictivo y el reconocimiento facial y de voz en sectores industriales y de comercio, y actividades como la salud, educación, transporte y el sector financiero, entre otras.

Esas aplicaciones han llevado al crecimiento exponencial de todo el mercado de la IA. Por ejemplo, se estima, según consultores internacionales y el Foro Económico Mundial, que su valor se acercará a US$420.000 millones en 2025, multiplicándose por tres en media década, creando 97 millones nuevos puestos de trabajo y siendo el responsable de 95% de las interacciones de consumidores en el planeta.

En Colombia también ha ocurrido un desarrollo importante de la IA, pero con grandes retos. Los rankings internacionales nos ubican por debajo de 40-50 países, ocupando el tercer lugar en América Latina y con muchos desafíos en materia de infraestructura e investigación y desarrollo.

No obstante, el sector financiero colombiano sí ha estado a la vanguardia en el uso de la IA. Se destaca por ejemplo que, según el informe de gestión gremial del sector, 73% de los bancos del país usan IA en sus operaciones digitales y que 95% de las entidades invierten cerca de $200.000 millones en sistemas de seguridad con IA cada año.

Eso no significa, sin embargo, que todo sea color de rosa. Los retos son gigantescos en el frente financiero porque la IA puede hacer más difícil de detectar el ciberfraude. Por un lado, la IA potencializa el Deep Fake y puede romper los esquemas de biometría fácil haciendo, por ejemplo, réplicas de rostros humanos. Y, por otro lado, puede hacer más creíbles engaños a través de correos electrónicos, SMS, o hasta simulando voces, en los que se quiere extraer la información personal de los usuarios del sector.

Esto no significa que no se deba usar la IA y potencializar todos sus beneficios. Lo que quiere decir es que lo que muchos han llamado la inteligencia natural (la de los seres humanos) sigue siendo fundamental para gestionar los riesgos que la tecnología trae detrás, algo de lo que deben ser conscientes usuarios, entidades y las autoridades.

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