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Analistas 20/03/2021

La era digital y su huella ambiental

Adriana Gutiérrez Ramírez
Gerente de Bloom Ecoworking
Adriana-Gutiérrez-Ramírez

Sin ser extremista, quiero plantear una reflexión sobre nuestra huella digital pospandemia, no solo como profesional de las comunicaciones o emprendedora sostenible sino también como mamá, amiga y coworker.

Vivimos en un entorno lleno de equipos electrónicos que nos facilitan la vida, y por supuesto el trabajo, pensando de manera errónea que porque ya no usamos papel y tinta, no nos desplazamos en vehículo hasta la oficina, o tomamos un avión ni compramos tanta ropa, o porque redujimos el consumo de plástico y otras acciones sostenibles, no estamos generando ninguna huella ecológica.

Nos cuesta imaginar cómo una videollamada puede generar altos consumos de energía, agua, emisiones de CO2 y más, para no mencionar otros aspectos sociales que pueden estarse presentando detrás de todo esto. Igualmente, la producción de artefactos que por obvias razones se ha disparado para atender las demandas del homeschooling y el teletrabajo, no solo se está dando bajo prácticas lineales como la obsolescencia programada sino que además supone altos niveles de contaminación; solo por mencionar aquí, las baterías.

A quienes ya venían cantando victoria tras la pandemia porque su nuevo estilo de vida era mucho más sostenible gracias a la tecnología, los invito a hacer un alto en el camino y un balance de todo aquello que han dejado de hacer en pro del planeta, siendo conscientes de los “nuevos errores” en los que estamos cayendo.

No se trata de castigarnos y darnos palo por este tipo de cosas; somos seres humanos en constante cambio y evolución y como tal la reflexión aquí apunta a algo que siempre menciono y es que debemos estar informados, no seguir la corriente, la moda, el boom de la sostenibilidad, pues en este mundo también existen malas intenciones y no todo es color de rosa. Existen marcas que comercializan productos “eco amigables” para hacerse ver como sostenibles, habiendo también defensores de la era digital vendiendo un lavado de conciencia “ambiental,” por darle algún calificativo que evidentemente no tiene sustento.

Solemos pensar que la práctica del reciclaje en productos tecnológicos es la tabla salvadora a parte del problema, pero esto también es erróneo. Si bien, el reciclaje hace parte de la fórmula de la economía circular, debemos pensar en reducir o reutilizar y eso nos hace más precavidos, proactivos y sostenibles.

La huella ecológica que está dejando el mundo digital requiere de un despertar de consciencia tan acelerado como el crecimiento exponencial de la era misma. Cuesta pensar que simples acciones comerciales que se desprenden del e-commerce estén dejando una huella ambiental de la que muchos aún no somos conscientes.

El solo hecho de inquietarnos ya un cambio enorme. Nuestra mente ya está migrando de una estructura lineal a una circular, pero como toda transición naturalmente genera confusión pues hay demasiada información que muchas veces no logramos procesar de la manera correcta, ya que en este mundo del marketing sostenible se mueven muchos intereses; convertirnos en prosumidores es clave en la era digital ya que gracias a ella, “paradójicamente”, tenemos muchas más herramientas para conocer buenas prácticas de organizaciones que no están mintiendo y se están tomando en serio el tema de la sostenibilidad.

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