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Las ocupaciones que combinan criterio humano, creatividad y habilidades sociales mantienen mejores perspectivas
El avance acelerado de la inteligencia artificial está comenzando a redefinir el mercado laboral global de una forma mucho más profunda de lo que muchas industrias anticipaban. Lejos de ser solo una herramienta de apoyo, la IA ya asume tareas completas que antes requerían intervención humana, especialmente en actividades basadas en patrones, reglas fijas o procesos repetitivos. Esto ha encendido las alertas sobre el futuro de múltiples profesiones que, hasta hace pocos años, se consideraban estables o incluso en expansión.
Las áreas más expuestas son aquellas donde el trabajo puede ser automatizado mediante algoritmos que reconocen patrones y ejecutan procesos estandarizados. Servicios de atención al cliente, tareas administrativas, contables y de procesamiento de información ya están viendo cómo sistemas automatizados asumen funciones que antes ocupaban cientos o miles de personas. En muchos casos, la reducción de personal no ocurre de forma abrupta, sino gradual, a medida que las empresas integran herramientas de IA para bajar costos y aumentar eficiencia.

En el ámbito tecnológico, el impacto también es directo. Los perfiles de programación más básicos, enfocados en tareas repetitivas como escribir código estándar, corregir errores simples o adaptar aplicaciones existentes, enfrentan un nivel creciente de automatización. Las herramientas de IA pueden generar programas funcionales, detectar fallos y proponer soluciones en segundos.
Sobre este proceso, el CEO de Nvidia, Jensen Huang, afirmó en Bloomberg que “todos los trabajos van a verse afectados. Algunos empleos se perderán y muchos otros se crearán. Su advertencia apunta a que la amenaza real no es solo la máquina, sino el desplazamiento entre personas. Quienes sepan integrar la IA en su labor tendrán ventaja frente a quienes no."
Una visión similar, pero más provocadora, la ha planteado Sam Altman, CEO de OpenAI. Según él, algunas de las ocupaciones que podrían desaparecer tal vez nunca fueron “trabajo real” en el sentido histórico del término. Altman ha explicado que “si algunos puestos de trabajo desaparecen, quizás ni siquiera eran trabajos reales desde el principio. Un agricultor de hace 50 años probablemente vería lo que tú o yo hacemos hoy y diría: ‘eso no es trabajo de verdad’”. Con esta reflexión, Altman no solo habla de tecnología, sino de cómo cambia la percepción social sobre qué se considera un oficio valioso en cada época.
Esto no significa que millones de personas vayan a quedarse sin empleo de un día para otro. En muchos casos, lo que ocurrirá será una transformación profunda de las tareas. La IA se encargará de lo mecánico, mientras que los humanos deberán enfocarse en supervisar, tomar decisiones, interpretar resultados, conectar ideas y aportar criterio. El problema es que no todos los trabajadores ni todos los sistemas educativos están preparados para esa transición.
En América Latina, el impacto podría ser especialmente complejo. Aunque la adopción tecnológica es más lenta que en países desarrollados, buena parte del empleo formal está concentrado en actividades administrativas, de atención al público y labores de oficina que son altamente automatizables. Esto plantea un riesgo real de desempleo estructural si no se acelera la capacitación en habilidades nuevas.
Las profesiones que tienen mayores posibilidades de resistir esta transformación son aquellas donde la inteligencia artificial tiene más limitaciones. Trabajos que requieren empatía, liderazgo, negociación, creatividad profunda, pensamiento estratégico y comprensión de contextos sociales complejos. No se trata solo de saber usar herramientas tecnológicas, sino de desarrollar capacidades humanas que las máquinas no pueden replicar con facilidad.
El auge de la inteligencia artificial no marcará el fin del trabajo humano, pero sí el fin de muchas formas tradicionales de ejercerlo. Las carreras que no se adapten a esta transformación corren el riesgo de volverse obsoletas en un mercado cada vez más competitivo y tecnificado. En cambio, aquellas que integren la IA como aliada, en lugar de verla solo como una amenaza, podrán evolucionar hacia roles más estratégicos, más creativos y con mayor valor en la nueva economía digital.
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