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Muchos definen al jefe como el principal cliente que tenemos, pues de él dependen en gran medida nuestro bienestar dentro de la empresa, la visibilidad que tengamos, los incrementos salariales, la asignación de trabajos interesantes y nuestra posibilidades de ascenso; tener una mala relación con el jefe puede llegar a ser una especie de suicidio laboral, por lo que comprender su estilo de trabajo, prioridades, forma de pensar y lo que espera de cada uno de sus colaboradores, es fundamental para alcanzar el éxito profesional.
Lo primero que debemos ganar y preservar como un gran tesoro, es la confianza del jefe; recuerde que este es un elemento que se construye lentamente dentro de la relación, pero que puede perderse en un segundo. Basta un acto de deslealtad, una información que se oculta o un error grave que se cometa, para desmoronar la credibilidad y reputación que se han alcanzado a lo largo de años de trabajo.
Para cualquier jefe, la confianza que pueda depositar en sus subalternos es fundamental en la asignación de las tareas y funciones que cada uno deberá asumir; trabajar con alguien en quien no se puede confiar es una pesadilla y una batalla permanente de la que seguramente el subalterno no saldrá bien librado.
Tener una actitud positiva hacia el trabajo, facilitándole al jefe la asignación de tareas, cumpliendo cabalmente los compromisos y los plazos acordados, siempre serán elementos positivos y apreciados por quien lidera un equipo de colaboradores. Sorprender con ideas y soluciones creativas e ir siempre un paso más allá de lo esperado, indudablemente le harán ganar espacio frente a su jefe, que estará feliz de contarlo entre sus colaboradores más cercanos.
Por el contrario, el empleado que genera conflictos con los clientes y compañeros y obliga al jefe a dedicar tiempo valioso a recomponer un ambiente de trabajo deteriorado, no se compromete ni coopera con gusto, asume las tareas con desgano y a regañadientes, todo lo critica y siempre está indisponiendo al equipo en contra de la empresa, de los jefes o de algún compañero, definitivamente está empleando la táctica equivocada y bien haría en replantear su plan de carrera y especialmente, la forma como espera alcanzar sus objetivos.
Las relaciones entre las personas siempre serán complicadas, porque no existen dos seres humanos que piensen y actúen de la misma manera; la única forma de llevarse bien con todos y especialmente con el jefe, es a partir de buen trato, el cuidado de los modales, el buen uso de las palabras y el establecimiento de una comunicación franca y sincera con los demás; por eso lo peor que uno puede hacer, especialmente cuando está molesto, es cortar el diálogo y la comunicación. Si algo le incomoda en la relación que tiene con su jefe, busque la manera de hablar con él y llegar a acuerdo sobre esos puntos, pero evite a toda costa hablar mal de su jefe, especialmente con sus compañeros de trabajo, pues en cualquier momento, lo que usted diga podría llegar a sus oídos y deteriorar seriamente su relación, afectando su futuro laboral.
Es posible que a pesar de que el empleado realice un excelente trabajo, sea un buen colaborador y asuma una actitud positiva frente a sus tareas, las relaciones con su superior inmediato sean difíciles y tirantes; muchas veces el problema puede ser consecuencia de alguna información malintencionada que alguna vez llegó a oídos del jefe, a un enfrentamiento anterior o simplemente a una total carencia de empatía; cuando esto sucede, puede llegarse al caso extremo de que todo lo que uno diga, irrite al otro y no exista manera alguna de cambiar las cosas.
En un caso así, la recomendación es simple: busque la manera de cambiar de puesto, bien sea al interior de la compañía o en una empresa distinta, pero no permita que la situación se prolongue demasiado, porque esto puede terminar deteriorando seriamente su imagen, su estado de ánimo y hasta su salud.
Tenga siempre en cuenta que al jefe lo pusieron en esa posición, para conformar y dirigir un equipo de alto desempeño, que alcance grandes objetivos; en usted está ser el que más impulse o frene esa rueda y, como consecuencia de ello, si en el desarrollo de su trabajo, crea y fortalece una imagen de profesional exitoso o mediocre y conflictivo.
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