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Un estudio de 2018 ya había confirmado que la fisetina es un senoterapéutico que prolonga y mejora la vida de los ratones de laboratorio
El codirector del Instituto de Biología del Envejecimiento y el Metabolismo de la Universidad de Minnesota, Paul Robbins, lleva años estudiando la fisetina, un compuesto que se encuentra en las fresas y en otros frutos rojos, y ha señalado que puede ayudar a prolongar una vida sana por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
A la fisetina se le ha llamado asesino de células zombie por su poder de atacar las células senescentes del cuerpo, es decir, las que ya no se reproducen pero se quedan en el organismo contribuyendo al envejecimiento. Pues el estudio de 2018 'La fisetina es un senoterapéutico que alarga la salud y la esperanza de vida' ya había confirmado que el compuesto puede prolongar y mejorar la vida de los ratones de laboratorio.
"La senescencia es un mecanismo supresor de tumores activado en células estresadas para evitar la replicación del ADN dañado. Se ha demostrado que las células senescentes desempeñan un papel causal en el envejecimiento. El objetivo de este estudio fue identificar flavonoides con la actividad senolítica más potente. De los 10 flavonoides probados, la fisetina fue el senolítico más potente. El tratamiento agudo o intermitente de ratones progeroides (con envejecimiento acelerado) y viejos con fisetina redujo los marcadores de senescencia en múltiples tejidos", señaló el estudio.
Siguiendo esta línea, desde la pandemia, Robbins empezó a profundizar sus estudios acerca de cómo la fisetina puede ayudar a tener un mejor envejecimiento en las personas, y ya tiene ensayos clínicos en curso.
Y de hecho, le reveló a la revista especializada Insider que desde ese momento inició a consumir suplemento de fresas cada dos semanas, aunque señala que aún no hay evidencia de que esto tenga un efecto en humanos, y aún faltan estudios para conocer una dosis efectiva de fisetina en fármaco para mejorar el envejecimiento, ya que un exceso del compuesto puede resultar tóxico.
"Creo que sabremos dentro de uno o dos años si hay algún beneficio real, o si necesitamos mejores senolíticos, o si necesitamos un senolítico más otro compuesto", explicó.
Aunque la relación con el envejecimiento no es la única que se le atribuye a las fresas, en 2019 se publicó el estudio 'Asociación de la ingesta de fresas y antocianidinas con el riesgo de demencia de Alzheimer' en la 'Librería Nacional de Medicina' de la agencia de investigación médica de Estados Unidos, National Institutes of Health (NIH).
En esta investigación, en la que participaron 952 personas a lo largo de seis años y medio, se encontró que un mayor consumo de fresas en adultos mayores se asoció con un riesgo menor de demencia de Alzheimer lo cual atribuyen a la acción neuroprotectora de la pelargonidina, las antocianidinas y los flavonoides que contiene la fruta.
"Los participantes que consumían una o más porciones de fresas a la semana tenían un riesgo 34% menor de desarrollar demencia de Alzheimer en comparación con los que no consumían ninguna o menos de una vez al mes", se destaca en el estudio luego de haber concluido los ensayos clínicos.
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