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Aunque este concepto casi siempre se ha asociado a una simple cuestión de responsabilidad ambiental, hoy representa un verdadero cambio, que les representa a empresas asegurar su sostenibilidad en el largo plazo
En un mundo cada vez más consciente de los desafíos ambientales y sociales, la transición energética se está convirtiendo en una prioridad para las organizaciones.
Aunque este concepto casi siempre se ha asociado a una simple cuestión de responsabilidad ambiental, hoy representa un verdadero cambio, que además les representa a las empresas asegurar su sostenibilidad en el largo plazo, fortalecer su reputación corporativa y generar rendimientos económicos.
Los siguientes tres factores explican en detalle porque es rentable y estratégico apostarle hoy a este tema.
Primero, conozca el retorno de inversión que genera la sostenibilidad.
La adopción de fuentes de energía renovable y la implementación de la eficiencia energética, son elementos esenciales para reducir el consumo de energía y por consiguiente la huella de carbono. Las empresas que están implementando estrategias en esta materia ahorran hasta de un 30 por ciento en el consumo de luz y otro 20 por ciento en dinero al instalar paneles solares.
Segundo, las compañías que redefinen su RS aumentan en 10 % su valor en el mercado.
El pacto mundial de las Naciones Unidas y sus 10 principios tienen una relación directa con la transición energética y los ODS. Hoy cualquier organización puede comprometerse con estos principios y generar una cultura en pro de la responsabilidad social empresarial. Las unidades productivas que le apuestan a este tema logran un mayor nivel de posicionamiento como actores socialmente responsables, fortalecen su relación con los grupos de interés y generan un impacto positivo en la sociedad.
Tercero, la rentabilidad de RSA no es cuento, los números así lo evidencian.
Si bien la transición energética requiere realizar inversiones iniciales, los beneficios económicos a largo plazo son muy rentables. Teniendo en cuenta que hoy existen créditos verdes con mejores tasas de interés y beneficios tributarios para descontarse hasta el 50 % de la inversión en el impuesto de renta, no hay excusas para no estar invirtiendo en proyectos verdes o en energías alternativas como paneles solares. Según el Foro Económico Mundial, la transición energética podría generar hasta US$10.3 billones de dólares en nuevas oportunidades de negocio para 2030.
Para aprovechar estas oportunidades y que no solo se queden en un análisis de opinión, las organizaciones deben superar varios retos y desafíos, entre ellos, deben responder mejor a los temas regulatorios, tienen que aumentar su inversión en tecnología, deben adaptar más eficientemente sus procesos productivos para que sean más sostenibles y, no menos importante, tienen que gestionar al interior de las compañías un verdadero cambio cultural.
Acá la clave, y que no suene a regaño, es comprometerse con la sostenibilidad, pero no con el simple discurso, sino llevarlo a la práctica con acciones concretas. Es decir, si las empresas se comprometen a ser sostenibles “del contador para adentro”, más allá de cumplir los retos gubernamentales, seguramente estarán aportando un grano de arena en para alcanzar los objetivos de la transición energética que tiene el país.
El balance hoy del todo no es positivo, pues en materia de transición energética el sector privado tiene atrasos importantes y, si o si, debe meterle el acelerador al tema. El objetivo es ser carbono neutro a 2050, y por lo menos reducir la mitad de las emisiones a 2030, aún está lejos de alcanzar.