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EDITORIAL

¿Y en el Índice de Miseria cómo vamos?

viernes, 16 de febrero de 2018

La bomba de la miseria la conforman los dos flagelos de la economía: inflación y desempleo, que cuando se juntan explotan las economías de mercado.

Editorial

No deja de ser miserable medir la miseria, pero cuando las economías se deterioran y llega el desespero no dejan mucho espacio para ver el fondo del abismo en el que han caído. Hace varias décadas, Steve H. Hanke y Robert Barro se dieron a la tarea de ponerle una cifra que agregue el desempleo y la inflación de un país y cruzar estas variables con otras para determinar si las personas y su estructura tienen remedio o es mejor arrancar de ceros para hallar una solución.

No hay muchos acuerdos científicos para unificar las variables que se tienen en cuenta para plantear si una economía es miserable o no, pero unas más y otras menos, siempre se trabaja con los mismos conceptos como costo de vida; tasas de interés; tasa de desempleo o desocupación; población desocupada en edad de trabajar; salario mínimo; índice de pobreza; degradación ambiental; crecimiento del PIB y hasta el Coeficiente Gini, entre otros datos que siempre surgen cuando se habla de pobreza absoluta.

Bloomberg tiene una fórmula más mediática y le pasa este termómetro a las economías desde hace varios años. Para 2018, el país con la economía más miserable (por cuarto año consecutivo) es Venezuela, con un puntaje de 188,2. La inflación es lo que más pesa con un 13.000% según el dato del Fondo Monetario Internacional, cifra que oficialmente llega a 1.864%, un número que sigue siendo el campeón de la variación de precios en todo el mundo y que ya llega cuando el IPC es de 100% mensual. A este estado de una economía se baja cuando no hay control de precios, la moneda corriente no tiene poder adquisitivo, hay desabastecimiento y las autoridades económicas no encuentran fórmulas para atajar la escalada de precios.

Así las cosas, a Venezuela en el Índice de Miseria de Bloomberg le siguen Sudáfrica, Argentina, Egipto, Grecia, Turquía, Ucrania, España, Brasil, Arabia Saudita, Serbia. El índice “más mediático que científico” se basa en una baja inflación y un desempleo tolerables, muestran qué tan bien debería sentirse la población de una economía, en pocas palabras es pura percepción de país. Pero en Colombia podemos atestiguar que el caso de Venezuela es real. ¿Qué sucede con Colombia? El país tiene un puntaje de 12,31 y ocupa la posición 18 entre 74 países. Si se compara con los países de la región, Colombia está de sexto en el ranking miserable de la región, el año pasado ocupaba la quinta posición, es decir hubo una leve recuperación tras la caída de la inflación este año y el desempleo por debajo de dos dígitos.

Para tener en cuenta un detalle adicional, que más allá de la inflación y el desempleo, puede llevar al traste a una economía y es el que tiene que ver con las tasas bancarias y obvio su cartera. Otro economista célebre por estudiar la miseria es Arthur Okun quien calculó su propio índice con tres variables: desempleo, tasas de interés e inflación. Estas tres cifras las pondera y les resta la tasa de crecimiento per cápita del país, el resultado será el empobrecimiento de la gente, que cuanto mayor sea el índice, mayor será la miseria. El punto es que el aporte de Okun sí mira el costo del dinero como un elemento crucial para empobrecer o enriquecer un país y tiene razón, pues muchas rupturas económicas estructurales no solo llegan por el lado del costo de la vida sino por el costo del dinero.

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