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EDITORIAL

Un dólar barato gracias a las externalidades

lunes, 8 de abril de 2024

La primera gran lección de lo que está pasando con la revaluación del peso es que todo se debe a factores externos

Foto: Gráfico LR

La primera gran lección de lo que está pasando con la revaluación del peso es que todo se debe a factores externos, la tasa de cambio se ha distanciado de la política local

Editorial

Lo normal sería esperar que el dólar se hubiese disparado en medio del colapso que está experimentando el sector de la salud en Colombia, en donde el grueso de las llamadas empresas prestadoras de la salud ha pasado a la directa responsabilidad del Gobierno Nacional, una suerte de “expropiación blanda” o intervención de la que no han hablado de frente y con claridad los socios y accionistas de las EPS (cajas de compensación, inversionistas extranjeros, alcaldías y gobernaciones), lo que quizá sí hubiese afectado la Tasa Representativa del Mercado durante los primeros días de este abril. La hipótesis se comprueba porque el dólar cerró la semana pasada en $3.764, uno de los precios de cambio más baratos durante la administración de Gustavo Petro; es inexplicable -a los ojos de muchos- que los bandazos en el manejo macroeconómico y la incertidumbre reinante no se refleje en la volatilidad del dólar. La explicación es que los factores externos están pesando mucho más que el alboroto local. En la formación de la tasa de cambio local pesa mucho más el precio del barril de petróleo y las expectativas de bajas de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal que la misma intervención de Sanitas, Nueva, Compensar o cualquiera de las EPS. Las declaraciones de la Fed sobre una posible reducción de intereses el próximo junio, el alza de los precios del petróleo, más los datos de las nóminas privadas y cifras de desempleo en EE.UU. han generado que siga bajando el dólar frente al peso; una inusual fortaleza de la moneda colombiana que se ha mantenido como una de las más revaluadas entre los mercados emergentes. La moneda arranca este lunes por debajo de $3.765 con caídas promedio de $10 en cada jornada, por el contrario, la crispación política nacional sigue al rojo vivo, la inversión en retirada y un crecimiento económico muy comprometido. Pareciese que el dólar ya hubiese descontado el comportamiento del Ejecutivo y su capacidad de lograr cambios radicales en el modelo económico. Por tercera semana consecutiva, los precios del petróleo han ejercido presión sobre el dólar, el Brent superó los US$91 el barril, mientras que el West Texas Intermediate en Estados Unidos subió 0,2%, llegando a los US$86,79. El Brent y el WTI han subido 4%, después de que Irán anunciara su dura posición en el conflicto de Israel. El otro factor que viene del desarrollo de la guerra entre Ucrania y Rusia puede acelerarse en el verano próximo, lo que le pasará la cuenta de cobro al alza de los futuros del petróleo para el final del año. Puede haber un factor local de impacto en la revaluación del peso y es el buen comportamiento de la inflación, que ya ha entrado en terreno de 7%, lo que obliga al Banco de la República a bajar las tasas de interés para que el consumo se reactive. Ahora bien. Con el dólar nunca se sabe y lo más probable es que en las próximas semanas retorne hacia una tasa de cambio más cercana de $4.000 que de $3.700, una tendencia que puede ser más natural y más en consonancia con la tasa habitual de devaluación. Un peso revaluado no es bueno para las exportaciones nacionales que siguen de capa caída, pero es óptimo para reactivar el consumo, especialmente de vehículos y otros bienes duraderos importadores que no han experimentado incrementos en lo corrido del año. Pero la lección es no pronosticar con ojos políticos la tendencia del dólar, al menos de momento.

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