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EDITORIAL

Tasa de usura mantiene a los “chuza ojos”

martes, 4 de julio de 2017

Bancarizar no solo se trata de que la gente guarde su dinero en un banco, también es acceder al crédito y los servicios que estos ofrecen

Editorial

La tasa de usura fijada por la Superintendencia Financiera para el tercer trimestre del año será de 32,97%, siendo sólo 53 puntos básicos más baja que la anterior que ascendía a 33,5%. Quiere decir esto que la entidad financiera vigilada que cobre intereses por encima de este porcentaje incurrirá en uno de los delitos más reprochables que es usufructuarse más de lo que un producto o un servicio merecen. El monto se calcula de multiplicar los intereses corrientes del mercado por 1,5. Evidentemente, es un costo muy alto el que se aplica a préstamos que por lo general son microcréditos y préstamos a personas que no tienen historia crediticia, pero también es generalizado entre los tarjetahabientes que éste sea el costo aproximado que se aplica a las compras con tarjeta de crédito, que en promedio tienen una tasa de 30%. Es habitual que el sistema financiero colombiano se pegue a la tasa de usura para cobrar los consumos con tarjetas de crédito, una situación que no ocurre en otros países similares al nuestro, justo en los que no existe la llamada tasa de usura, que debe ser el límite máximo con el que una persona natural o una entidad financiera pueden cobrar por intereses sobre un préstamo.

En términos técnicos es una tasa superior en la mitad a los intereses corrientes que cobran los bancos por sus créditos de libre asignación. Este es el argumento que utilizan las autoridades de control y vigilancia para lavarse las manos o salirse de la polémica, pues al fin y al cabo, quien pone la tasa de usura no es la entidad que vigila los bancos, sino que obedece a las leyes del mercado y la Superintendencia Financiera dice que lo único que hace es certificar. En pocas palabras, actuar como notario del valor de la plata. Pero hay una aclaración bien oportuna y es que los enemigos número uno de la tasa de usura, tal cual funciona en Colombia, son los mismos bancos a quienes les interesa hacer su labor social de bancarizar a más colombianos, ampliar su negocio, pero ante todo captar más dinero circulante. En esa operación de bancarización se encuentran con la barrera de los prestamistas, los paga diario, los gota a gota y los conocidos en la costa Caribe como los “chuza ojos”, sobran las explicaciones de los métodos de cobro por atrasos o vencimientos.

Cuando el Banco de la República decide bajar las tasas de interés y ponerlas en 6% es una noticia de primer impacto para el sistema financiero, que a su vez debe trasladar la decisión a los cuentahabientes a través de sus productos financieros, pero esa decisión tiene un rezago muy alto, de entre 45 y 60 días, tiempo en el que la política de expansión puede revertirse y el consumidor no disfrutar de la baja de intereses. La idea defendida por el grueso de los bancos es liberar la tasa de usura para que se amplíe la competencia por el dinero que hay en la economía informal y que hoy se financia con los paga diario, por lo general proveniente de dineros mal habidos. Para cambiar la formulación de la tasa de usura o eliminar su existencia se debe elaborar un proyecto de Ley sensato y apoyar el sistema financiero para que llegue a todos los rincones de la economía. El empresario informal debe entender que los paga diario son mucho más costosos que el sistema financiero formal, a su vez, los bancos deben entender también que es una exigencia social acercase más a la gente, apostar por pequeños emprendimiento con un precio del dinero más justo.

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