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EDITORIAL

Por una perspectiva gremial más moderna

lunes, 17 de agosto de 2015
La República Más
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Las opiniones de los gremios no deben ser coyunturales, deben obedecer a visiones más prospectivas para evitar la mediatización de su acción política

La selección del nuevo presidente de la Federación de Cafeteros en un ejercicio democrático que bien vale la pena reconocer y ponerlo de ejemplo para extenderlo a otras instituciones particulares que manejan recursos públicos pero cuyo objetivo es favorecer los intereses privados, debe servir para plantear la discusión acerca de lo que significa y contribuye la actividad gremial, su capacidad para liderar procesos que trasciendan el mero ejercicio de buscar favores del Estado para sus afiliados y el aporte que se promueve desde esas organizaciones hacia la RSE.

Los tiempos han cambiado y eso no parecen entenderlo algunos sectores de la economía para quienes la simple operación empresarial constituye una condición necesaria y suficiente para recibir ayudas extraordinarias y exclusivas en dinero o en especie, ya sea por ejemplo por la vía de impuestos o protección frente al exterior. Y en esos términos conciben la actividad gremial como su representación para presionar la obtención de beneficios, a los que muchas veces ceden los gobiernos de turno para evitar críticas o cuestionamientos.

No cabe duda que la inversión y el desarrollo productivo por parte de la iniciativa privada es trascendental para impulsar el bienestar de un país y hay que defenderlo sin reparo alguno frente a quienes consideran que es el Estado quien debe manejar ese propósito. En esa perspectiva, la generación de empleo es en buena parte consecuencia de un sector privado vigoroso y rentable y cuando se enfrentan problemas se toman decisiones racionales que afectan esa ocupación y el crecimiento. Es una realidad que no se puede desconocer y el Gobierno debe procurar amortiguarla para hacerla lo menos costosa desde el punto de vista social.

Así, la política económica es responsabilidad de un equipo oficial dedicado a profundizar en la visión de Estado que se supone beneficia a todo el país y sectores, sin considerar las presiones de determinados segmentos con mayor o menos capacidad para influenciar en las decisiones públicas. Y ese es el primer punto que deben entender los gremios privados, comenzando por la industria y la agricultura, actividades clave para el desarrollo y el crecimiento económico, pero que deben modernizar su esquema de operación, como bien lo deja intuir la Misión Rural, para el caso del agro y cuyos resultados deben ser objeto de profundas reflexiones gremiales.

El país necesita gremios con una visión global y moderna que pongan como prioridad el progreso más allá de la coyuntura o de la obtención mediática de prebendas que luego de agotadas lleven a nuevos pedidos o a buscar hacerlas permanentes garantizando así la continuidad de quienes ejercen ese trabajo. En esto, el estudio y la planeación son determinantes para el buen ejercicio de la actividad, sin que ello implique la pérdida de independencia de estas asociaciones.

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