Obama hace historia en América Latina

Muchos murieron sin ver ondear las banderas de Cuba en Washington y de Estados Unidos en La Habana. Pasaron 54 años, casi seis décadas, para que los viejos testigos de las malas relaciones entre cubanos y estadounidenses pudieran ver un hecho realmente histórico. El presidente Barack Obama y su secretario de exteriores, John Kerry, no solo reabrieron las respectivas embajadas en sus capitales, sino que han ido más allá y solicitaron el levantamiento del embargo económico impuesto a Cuba por John F. Kennedy en 1962 en medio de la Guerra Fría. Ningún líder latinoamericano logró en todo este tiempo este trascendental paso en las relaciones continentales y nadie en Estados Unidos imaginaba que en plena época preelectoral, un presidente demócrata diera tal paso de reconciliación.

Obama hace historia en América Latina y logra lo que muchos no pudieron ni quisieron. Claro está que hoy no existe la amenaza nuclear que representaba la todopoderosa Unión Soviética, como tampoco los empobrecidos cubanos son considerados promotores de grupos guerrilleros en el continente, tal como sucedía en décadas pasadas antes de que cayera el Muro de Berlín, se desintegrara la Cortina de Hierro y el comunismo fuera la pieza arqueológica que es hoy en día. Obama es consecuente con un proceso histórico digno de la misma dialéctica comunista. Ahora se debe cancelar el embargo económico que le ha hecho mucho daño al país caribeño y que ha mantenido el rechazo histórico al poder de Estados Unidos en una gran parte del continente americano.

Queda mucho por delante y las amenazas, tal como lo escribe el periodista cubano, Carlos Montaner, son grandes. “No hay garantías de que se logre levantar el embargo durante el actual periodo presidencial. Tampoco se puede predecir qué ocurrirá si las próximas elecciones las gana un candidato republicano (...) La anulación de la ley Helms-Burton de 1996 es uno de los requisitos clave para que Cuba pueda acudir al BID, el FMI, o al BM y acceder a préstamos (...) Cuba depende en gran medida de los subsidios de Venezuela y el chavismo pasa por un pésimo momento que pudiera desembocar en su destrucción (...) Será muy riesgoso invertir en propiedades confiscadas a sus legítimos dueños. Habrá grandes pleitos (...) El Congreso de EE.UU. paralizará cualquier ayuda o beneficio norteamericano destinado a Cuba hasta que se les devuelvan a los propietarios los bienes que fueron suyos o los indemnicen por ellos (...) Eventualmente, los empresarios vinculados al Gobierno cubano van a ser acusados ante los tribunales por la confiscación de 94% del salario mediante el cambio de dólares por pesos y otras violaciones de las reglas de la OIT”.

El trabajo apenas comienza para insertar a Cuba en occidente.