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El Papa Francisco en libros
Más allá del lugar común de las lecciones empresariales de Papa, Francisco sí dejó una impronta difícil de borrar de liderazgo y una guía de los valores de la comunicación moderna
Algunos de los últimos máximos jerarcas de la Iglesia Católica no han sido inferiores al tiempo que han vivido como líderes políticos y espirituales, no solo de un país muy influyente, sino de una congregación de más de 1.400.000 millones de personas.
Por estos días de luto, tristeza y de gran expectativa mundial por la muerte de Francisco, los medios de comunicación y las redes sociales se han volcado a visibilizar las enseñanzas del Papa argentino; en esa búsqueda de herencias espirituales, también sobresalen algunas lecciones que pueden susurrarse al oído de los empresarios.
Elizabeth Meza, de El Economista de México, ha hecho una compilación afortunada de aquellos hábitos que tenía el Papa que bien pueden amplificarse. “Francisco gestionó un papado con humildad, escucha activa y centrado en las personas, su ejemplo inspira a los líderes a construir organizaciones más humanas, éticas y resilientes. Fue reconocido por su liderazgo con enfoque humano, cercano y transformador, así como coherencia y humildad, un liderazgo que los CEO pueden aplicar”.
Su piedra angular de actuación estuvo basada en la humildad, el servicio, la inclusión y la coherencia. “Su estilo progresista revolucionó la iglesia, rompió con el tradicionalismo al hablar de temas como la homosexualidad y el aborto. Su capacidad para conectar con distintos públicos -creyentes o no- líderes políticos, empresarios, jóvenes o excluidos, lo convirtieron en una figura influyente más allá del ámbito religioso”.
La primera lección es “liderar con el ejemplo”: una gestión austera y enfocada en la sencillez. Rechazó vivir en los palacios papales en el Palacio Apostólico y eligió vivir en una residencia modesta dentro del Vaticano. “El líder que predica con el ejemplo, inspira credibilidad”. No se trata de privilegios, sino de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
La segunda lección empresarial de Francisco es “priorizar el propósito”: “el dinero debe servir, no gobernar” y enfocó su liderazgo en la justicia social, el cuidado de los pobres y el medioambiente (...) Las empresas centradas en un propósito claro, que va más allá del beneficio económico, conectan más con sus equipos, consumidores e inversores conscientes.
“Promover la inclusión y la diversidad”, abrió el diálogo hacia comunidades tradicionalmente marginadas, como la comunidad Lgbt. Valorar distintas voces y experiencias fortalece cualquier organización y prepara a la empresa para operar en un mundo plural.
La cuarta lección es “ser transparente y asumir errores”, pidió perdón públicamente por errores históricos de la Iglesia Católica, como abusos sexuales y reconoció que la institución falló al proteger a las víctimas. La transparencia y la rendición de cuentas generan confianza a largo plazo. Reconocer errores no debilita, fortalece.
“Liderazgo humano”, su cercanía con la gente mostró un liderazgo empático y humano. “Un buen líder no es el que ordena, sino el que comprende y pone foco en su gente, especialmente en los momentos difíciles. Escucha, reconoce emociones y actúa con humanidad. Las empresas que cuidan a las personas construyen culturas sólidas y resilientes”.
“Fomentar el cambio”, impulsó reformas en la estructura de gobierno del Vaticano, fomentado la descentralización del poder, “no hay liderazgo sin cambio”.
Y por último, la “escucha activa”, escuchar no es solo oír, practica una escucha activa, porque un líder que escucha a sus empleados, clientes y stakeholders, genera confianza y soluciones más inclusivas.
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