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EDITORIAL

Hay que apurar el revolcón del parque automotor

miércoles, 12 de julio de 2023

En Colombia circulan más de 18 millones de vehículos de todo tipo que deben dar un salto para ajustarse a las nuevas tendencias de movilidad y gustos de generaciones actuales

Editorial

Todas las revoluciones industriales han sido verdaderamente disruptivas, pero es la segunda en la que se da un verdadero salto social tirado por las innovaciones. Fueron cambios económicos, mecánicos, sociales y tecnológicos que se dieron entre 1870 hasta 1914, en los albores de la Primera Guerra Mundial. De momento queremos destacar que en ese lapso apareció el automóvil, luego de perfeccionar tres o cuatro etapas dentro de su desarrollo.

El carro de hoy es bisnieto de la propulsión a vapor, nieto de los motores a gasolina y ahora hijo de la electricidad. El ancestro más parecido a lo que hoy rueda por todas las calles de todo el mundo apareció en 1885, un Benz 1, inventado por Carl Benz.

El resto es historia universal; en el caso colombiano, costeños, paisas y rolos aún no se han puesto de acuerdo cuándo ni dónde rodó el primer vehículo, por simple geografía todo indica que fue Barranquilla, pero esa es otra historia.

Desde ese momento, el parque automotor ha crecido de manera exponencial en función del ingreso per cápita y del aumento de la población, la calidad y magnitud de red de carreteras se debe más bien a otras necesidades, no por la cantidad de vehículos en circulación, sino con el objetivo de interconectar pueblos y ciudades.

En nuestros días hay más de 18 millones de motos, automóviles, camiones, tractores, y demás variaciones, recorriendo las calles nacionales, el grueso de todo ese parque automotor se mueve por gasolina y algunos por diésel, unos muy pocos a gas y electricidad.

Pero hay un gran detalle global y es que la producción de carros ha caído en todos los países productores y ensambladores, esas 93 o 95 millones de unidades se han ido recomponiendo con tendencia a la baja, pues el mundo se enfrenta a las primeras generaciones de jóvenes que no quieren tener un vehículo o que no lo asimilan como un objeto de deseo, y en muchos casos, no está entre sus planes tener carro.

Los celulares les han robado espacio de deseo a los carros, particularmente entre los jóvenes de países desarrollados, quienes prefieren usar los sistemas de transporte masivo de sus ciudades, metros, buses y trenes, para desplazarse con calidad de vida y eficiencia, y al tiempo, poder estar conectados jugando, escuchando música, hablando con sus amigos, viendo películas o series, aprendiendo un nuevo idioma o leyendo.

Poco a poco tener un vehículo es un asunto de personas viejas. ¿Para qué anhelar comprar un carro si tienes el de tus padres? ¿Cuál es el costo beneficio de tener un carro? ¿Qué ganas con tener uno? ¿Qué tan amigable con el ambiente es un vehículo? ¿Cuál es la huella de carbono de una persona con carro frente a la de una sin carro? ¿Cuánto tiempo se gasta una persona en trancones o atascos de movilidad? Son muchas las preguntas que rondan a un joven en el momento de decidir si quiere un vehículo o no.

Colombia no es la excepción en estos dilemas juveniles que acá explotan si se tiene en cuenta que no hay vías y las pocas que hay están en muy malas condiciones. Es un imperativo avanzar en más carros eléctricos, más amigables con el ambiente, pero sobre todo, en vehículos modernos con todas las comodidades que vuelvan a seducir a los más jóvenes. Lo primero que debe hacer el Ministerio de Transporte es castigar al parque automotor viejo, que no solo gasta más y contamina más, sino que es más destructivo con las mismas vías públicas.

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