Hay datos elocuentes sobre la recuperación

En Colombia existe un sesgo de incredulidad muy extendido, casi cultural, que hace lenta y perniciosa la percepción de avance y mejoramiento de las cosas. Se presenta cuando se publican las cifras de desempleo, por ejemplo, no se confía mucho en las cifras del Dane y siempre se aborda el tema por los puntos críticos como son la informalidad, el desempleo juvenil o femenino, pero no se detiene mucho en pensar de dónde están saliendo los nuevos trabajos o quién está dando oportunidades, que es a la postre el objetivo fundamental de la necesaria generación de empleo. Otro caso se da cuando la misma entidad publica la cifra de variación de precios al consumidor basada en el IPC que mide la inflación. La pregunta recurrente es ¿dónde merca el Dane? pues siempre se asume que todo está muy costoso y ha subido de precio. Y una tercera situación: las tasas de intervención del mercado monetario por parte del Banco de la República están en su nivel más bajo de la historia. El comentario a renglón seguido no se hace esperar y versa sobre la lenta transmisión de ese dinero barato a los cuentahabientes o consumidores por parte del sistema financiero. Se omite que las tasas comerciales han cedido a grandes pasos. Ese sesgo de incredulidad está presente en todos los anuncios económicos y puede ser fruto de tantos años de conflicto, corrupción y mediocridad en el sector público. Pero la reflexión se trae a colación porque hay razones para ser optimistas sobre una pronta recuperación de la economía dado que hay serios indicios para apostar por ello. De acuerdo con el ministro de Vivienda, Jonathan Malagón, y cifras respaldadas por la Galería Inmobiliaria, en noviembre se alcanzó el récord histórico de ventas mensuales de vivienda: 14.061 unidades de interés social y 6.589 sin interés social. Una situación que se suma a la venta de vehículos que presenta el mismo halagüeño panorama. El informe de la Andi y Fenalco sobre ventas de automotores durante noviembre dice que se vendieron 22.330 vehículos nuevos y 49.742 motocicletas, un crecimiento frente a octubre de 7,1% en vehículos y una disminución de 10,6% en motocicletas. Si se compara con el año pasado, evidencia crecimiento de matrículas de 8,6% y 82,6% de los segmentos de vehículos de carga e híbridos y eléctricos. Muy buen despertar comercial al final de un año atípico marcado por la pandemia, el cierre de los comercios y la media marcha de las industrias; cifras que mejorarán sin excusa en diciembre con toda seguridad.

Se ha observado que entre enero y noviembre se han vendido 134.000 viviendas, entre VIS y no VIS, además de 139.425 unidades de vehículos nuevos. El año pasado para esta fecha se habían vendido 119.000 viviendas, mientras que la cifra de carros era de más de 208.000 unidades, un dato que demostraba que los colombianos se inclinaban más por comprar carro que casa, pero todo se revirtió.

Hay datos que son elocuentes y que hablan de la inminente recuperación económica y deja sin cuento a las aves agoreras que ven un ciclo muy largo de vacas flacas. Hace algunas décadas para analizar el rumbo de la economía se revisaban las ventas de cerveza, más adelante el despacho de cemento, pero estamos entrado en una época en la que la dinámica de la construcción y la venta de vehículos puede mostrar la realidad de la economía.