Economía al ritmo de la China y el petróleo

Hace un año la noticia económica que ocupaba los titulares era la guerra arancelaria entre China y Estados Unidos, un conflicto que no solo se veía lejano sino de baja importancia para las economías emergentes de la región, entre ellas Colombia. Pero una vez asimilados esos acontecimientos, las consecuencias de esos tambores de guerra comercial, entre los dos países que son los motores de la economía mundial, empiezan a retumbar duro y se han hecho sentir en los resultados del crecimiento del PIB de China en 2018 que ha caído a mínimos de casi tres décadas. Durante todo el año pasado, la segunda economía más grande del mundo creció 6,6%, la expansión más lenta en 28 años. En el cuarto trimestre, es decir octubre, noviembre y diciembre de 2018, la expansión fue 6,5% y para este año se espera se reduzca a 6,3%, cifras que desde ya arrastran al fondo los pronósticos de aceleración.

A las malas noticias chinas se suma la volatilidad de los precios del petróleo que volvieron a caer 3% en la jornada de ayer, como consecuencia de mayores señales de que la desaceleración económica en el gigante asiático se puede propagar en el resto de los países desarrollados y emergentes. Hay preocupaciones sobre la demanda de combustibles para este año, mientras los productores de crudo buscan desacelerar la creación de reservas que lleven los precios a los niveles de 2014. El precio de referencia Brent perdió 3,04% hasta los US$60,83 por barril, mientras los futuros de WTI bajan 3,36% cayendo hasta US$51,99 por barril. Esta coyuntura de incertidumbre sobre le crecimiento de la economía mundial y caída persistente de los precios del petróleo no es buena para los aires de recuperación que se venían presentando hasta hace pocos meses. La situación ha hecho que la confianza de los altos directivos de las grandes empresas mundiales sobre la evolución de la economía se deteriore respecto al año pasado, según los resultados de la encuesta mundial de altos ejecutivos hecha por la consultora PWC en el marco del Foro Mundial de Davos. “Solo 42% de los 1.378 directivos consultados espera que mejore la economía este año, mientras que en la encuesta de 2018 ese porcentaje ascendía al 57% (...) Las principales causas de esta desconfianza son las tensiones comerciales, la incertidumbre política, los conflictos geopolíticos y la excesiva regulación”. Hay una clara situación problema formándose que solo se evolucionará o se saldrá adelante con nuevos liderazgos públicos y privados que den un salto cualitativo hacia adelante y tratar de no volver a problemas ya superados, como es el caso de las tensiones comerciales, el miedo al terrorismo global y un encarecimiento más fuerte del dinero como consecuencia de las alzas de los tipos de interés en los bancos centrales.

La marcha de la economía para este año -que ya casi elimina el primer mes- y las decisiones empresariales en este contexto, deben tener en cuenta factores como el inusitado auge de los nacionalismos; el incremento de la incertidumbre política; las mayores tensiones comerciales; los nuevos proteccionismos y los cada vez mayores excesos de regulación en todos los países. Ya las preocupaciones de años pasados como el cambio climático o la pobreza, no ocupan la agenda de los líderes que se ven más prestos a mirar el desempeño de las economías domésticas.