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Uno de los graves problemas de la devaluación del peso es el incremento de la deuda externa que a julio estaba en US$177.000 millones, y que se llevará en 2023 $78 billones del presupuesto
La deuda externa no es un mal menor para la economía, no solo por su incremento derivado de la feroz devaluación, sino por el gran porcentaje del presupuesto nacional que se llevan las obligaciones con la banca multilateral. Con el dólar cerca de los $5.000, el valor en la moneda local de las deudas se ha incrementado casi 30%, una situación que no había sido prevista por el Gobierno Nacional hace dos meses cuando se posesionó y mucho menos en los tiempos de la campaña a la Casa de Nariño.
Según el más reciente dato del Banco de la República, la deuda externa representó en julio 50,7% del Producto Interno Bruto y alcanzó los US$176.098 millones. Antes de que Gustavo Petro asumiera la Presidencia de la República, las acreencias financieras rondaban $731,01 billones; en ese momento el dólar estaba en $4.151,21.
Pero la incertidumbre económica se disparó luego de los mensajes erráticos del mismo Presidente sobre su política en contra de las actividades extractivas, que se convirtieron en políticas públicas y especialmente los hechos por la responsable de la cartera de Minas, quien no solo habló de decrecimiento económico, sino de suspender la exploración y la explotación petrolera y minera nuevas, el dólar ha seguido repuntando en los meses siguientes y ahora está en la antesala de $5.000, con lo que la deuda externa de julio estaría en $880,49 billones si se convierte con el dólar actual. Es decir que en tres meses, el mismo valor de la deuda externa ha subido $149,48 billones.
Este incremento ha sido aún más pronunciado en lo corrido de 2022. La deuda externa de enero fue de US$171.676 millones cuando la TRM estaba en $3.981,16, es decir que el valor en pesos colombianos llegaba a $683,46 billones. Pero con el dólar a $5.000, la deuda externa se ha incrementado en 28,82% o $197,03 billones por la devaluación del peso.
El gran lío para las finanzas estatales es que la reforma tributaria, que aún no ha sido aprobada, se va a ir en buena parte a pagar la deuda externa y se va a quedar corta como siempre. Es contundente que cerca de $78 billones son los que se destinarán del presupuesto nacional de 2023 para pagarles a los bancos internacionales, un gran porcentaje de los $405 billones aprobados la semana pasada. Todo está conectado, esa siempre es la naturaleza de la economía: la pandemia originó la inflación que padece todo el mundo, también una mayor deuda externa para atender la crisis sanitaria.
Solo en Colombia superó los US$5.000 millones y ahora esa misma inflación disparó las tasas de los emisores, lo que llevó a que las monedas se devaluaran; una cadena de acontecimientos que no generan optimismo sobre lo que sucederá los próximos dos años. La inflación poco a poco puede ceder a distintos ritmos, los intereses bajar al mismo tiempo para reactivar la economía, pero la deuda solo seguirá subiendo irremediablemente. La devaluación solo trae problemas: el precio de los productos importados aumenta y encarece el pago de las deudas en dólares, situación que genera presiones fiscales para los gobiernos con poco margen de maniobra y en donde siempre escasean los dólares, como es el caso colombiano. Pero lo peor de todo es que la institución responsable de plantear una hoja de ruta para salir de esta coyuntura -Banco de la República- brilla por su ausencia en uno de los momentos más inciertos para la economía local.
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