Colombia en el desenlace venezolano

Colombia juega un papel determinante en el desenlace de la tragedia del modelo económico, político y social de Venezuela; no puede ser inferior al reto que le impone el todo por el todo para ayudar a salir al hermano país de la penosa situación en que se haya postrado. Lo primero ya lo hizo nuestro Gobierno Nacional -que goza del respaldo unánime de los colombianos- y tiene que ver con reconocer el gobierno interino del jefe del parlamento venezolano, Juan Guaidó, quien asumió la Presidencia en encargo de Venezuela hasta que se pueda organizar la situación y llamar a elecciones presidenciales para restituir la maltrecha democracia. Para lograr este segundo paso debe ganarse el respaldo militar que garantice la normalización de la situación. Nuestro país ya se alineó con el mandato interino al igual que otros países fundamentales en la región como Estados Unidos y Brasil, iniciativa a la que se irán sumando otras naciones que quieren frenar la diáspora venezolana y ver fuera del Palacio de Miraflores en Caracas, a Nicolás Maduro, uno de los pocos líderes del fracasado socialismo del siglo XXI que dejó un rastro de populismo sin sentido y mucha corrupción en varios países que cayeron en esa trampa del subdesarrollo y la pobreza.

El ilegítimo gobierno de Maduro rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos en un intento acalorado por aplacar el movimiento regional para que se retire del poder. La piedra de toque fue el anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que reconoció al titular de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, como presidente legítimo “interino” para aumentar la presión contra un acorralado Maduro, que no solo debe soportar la pérdida de credibilidad entre los militares que lo han respaldado, la falta de soluciones efectivas en contra del desabastecimiento que sufre su país y el cerco diplomático de los países vecinos. Trump ha dicho que continuará “usando todo el peso del poder económico y diplomático de Estados Unidos para presionar por la restauración de la democracia venezolana (...) El pueblo de Venezuela se ha pronunciado valientemente y ha exigido libertad y Estado de derecho”. Nunca antes en la historia reciente de Venezuela un mandatario estadounidense se había referido con estas palabras sobre su situación.

La jugada a continuación que debe hacer el gobierno colombiano es nombrar un embajador ante el gobierno interino para poder ayudar más de cerca al incipiente mandato, poder regular las relaciones diplomáticas, activar las comerciales y acordar líneas de ayuda humanitaria para poder frenar la diáspora de venezolanos que llegan a Colombia o usan el territorio para llegar a otros países de la región. Son dos pasos fundamentales: uno reconocer a Guaidó, y dos, nombrar un embajador ante el gobierno interino para tener una línea efectiva de comunicación diplomática. Estados Unidos, al reconocer el mandato interino, no puede acatar el ultimátum que le ha dado Maduro de retirar su cuerpo diplomático, pues sería un contrasentido reconocer órdenes de una figura institucional no aceptada. La situación entre Caracas y Washington es una suerte de cátedra diplomática sobre la cual Colombia debe tejer su nueva relación con Venezuela, un imperativo para poder empezar a tejer una nueva relación de cooperación y reconstrucción, tal como siempre había existido. Ojalá, los militares también respalden a Guaidó y que el paso del tiempo muestre que este fue el camino acertado.