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El ataque de Irán sobre Israel se suma a la guerra a campo abierto entre Rusia y Ucrania, una oscura situación global que se cierne sobre la economía y pesa en los commodities
Los últimos 90 días de 2024 estarán marcados por altos precios del petróleo, volatilidad de las monedas emergentes e índices nerviosos en las bolsas de valores. La razón: el eterno conflicto en Medio Oriente ha vuelto a arder con amenazas de gran guerra, luego del ataque con misiles de Irán sobre Israel.
Las consecuencias no se han hecho esperar, las acciones caen y el petróleo sube por la escalada del conflicto. Los principales índices bursátiles retrocedieron durante el primer día de octubre y los precios del petróleo subieron después de una andanada de misiles iraníes contra suelo israelí.
El S&P500 cayó alrededor de 0,8%, solo un día después de cerrar en un máximo histórico. Los rendimientos de los bonos del tesoro estadounidense también cayeron poniendo nerviosos a los inversores. El panorama de la economía de Estados Unidos al comienzo del último trimestre del año es errático: el crecimiento fue el centro de atención al iniciarse octubre, luego de los datos publicados sobre el comportamiento de la industria manufacturera y el mercado laboral.
Si bien el indicador de la industria se mantuvo estable en septiembre y fue ligeramente inferior a lo esperado por los analistas (...) Ayer, los índices cayeron, el S&P500, el Dow Jones Industrial Average y el Nasdaq Composite cotizaron a la baja, y el Nasdaq cayó alrededor de 2%. El petróleo brent subió en torno de 2,5%.
Las acciones de Apple pesaron sobre los índices al caer alrededor de 3,3%”, concluye el Wall Street Journal, como abrebocas de lo que serán las próximas jornadas. Todas las guerras son malas para unos países, empresas y personas, y buenas para otras que encuentran siempre negocios e imposición de sus creencias, y esta que amenaza con una larga duración, no será la excepción.
Aún no se sabe qué va a pasar con los países árabes productores de petróleo, ni cuál será la posición de Rusia y China, que están concentrados en sus problemas particulares. Lo cierto, por ahora -en términos geopolíticos-, es que el conflicto interno atizado por el terrorismo en territorio israelí ya involucra a tres países: Irán, Líbano e Israel; todo en medio de otra guerra en la cabecera de Europa, como es la librada entre rusos y ucranianos.
El gran temor económico tiene que ver con los precios de las materias primas: el oro, por ejemplo, lleva tres jornadas alcanzando precios récord que ya superan los US$2.659 la onza, un metal que marca el costo derivado de bienes populares de consumo moderno, como los celulares y los carros eléctricos.
Lo más probable es que el precio del metal supere US$3.000 la onza para principios de 2025, eso se debe a la alta demanda de las fábricas de componentes digitales de Asia y porque siempre será un activo de refugio cuando el escenario global se pone nervioso. Goldman Sachs considera que el mercado del oro no ha valorado completamente el efecto de estas reducciones sobre las tenencias de ETF respaldados por oro físico en Occidente, un proceso que suele ser gradual y que puede mantener el metal en altos precios en los próximos años.
La paradoja a la cual se enfrenta la economía local es que, tanto el oro como el petróleo, son dos materias primas que tendrán muy buenas cotizaciones en los próximos meses, pero la estructura de gestión gubernamental no está preparada para aprovechar una eventual demanda de dos productos extractivos que se tienen, pero se consideran proscritos. Todo en medio de grandes afugias fiscales y una enorme deuda social.
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Las noticias son el mejor termómetro para medir la incertidumbre económica, pero también se deben medir factores como las decisiones empresariales y públicas