Arranca la última curva de año económico

El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, se reunirá esta semana con la junta directiva del Banco de la República. No será la primera vez que lo haga, pues ya lo había hecho de manera protocolaria durante esta administración, pero la cita será clave porque servirá para evaluar el comportamiento de la economía durante los anteriores cuatro trimestres del año y hacer la prospectiva de lo que será el remate de los últimos 90 días de 2018.

Las cosas no son tan “terribles” como se pintaron durante la última campaña presidencial, ni tan oscuras como las ven los políticos de la oposición; todo como consecuencia de los buenos precios del petróleo que ineludiblemente le están arreglando el caminado la economía. Las exportaciones en julio alcanzaron US$3.604 millones FOB en julio (+16,2%) y entre enero y julio llegaron a US$24.097 millones FOB (+14,9%). En materia de importaciones las cosas también pintan mejor: en julio se alcanzaron US$4.347 millones CIF (+15,9%) y US$28.780 millones CIF entre enero y julio (+8,2%). Como se puede observar en las cifras, el comercio exterior está mejorando notablemente.

En materia de Producto Interno Bruto el crecimiento del segundo trimestre fue de 2,8%, cifra superior a los esperado para todo el año que sigue siendo de 2,7%, pero que puede mejorar hasta llegar a 3%, al cierre del año. Hay una buena movilidad en términos de economía estatal: las actividades de administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria; educación; actividades de atención de la salud humana y de servicios sociales que creció 5,3%. Comercio al por mayor y al por menor, reparación de vehículos automotores y motocicletas; transporte y almacenamiento; alojamiento y servicios de comida se expande 3,6%. Las industrias manufactureras crecieron 3,7%.

La producción industrial subió 3,5% en julio y las ventas industriales subieron 2,8% en el mismo mes, que es el último dato a la mano. Las ventas del comercio minorista en julio también aumentaron en 3,2%. Y la cifra social más sensible, la que mide la generación de empleo, dice que la tasa de desempleados a julio fue de 9,7%, el mismo porcentaje que en el mismo mes de 2017. Claramente allí hay una tarea que desarrollar pues la economía colombiana no ha podido generar más empleos de calidad o formales por las altas cargas impositivas con que tiene que cargar el sector privado, un lunar que el presidente Duque se ha comprometido con reducir y tapar el hueco ampliando la base tributaria y ajustando los abultados gastos de funcionamiento del Estado.

Y en términos de variación de precios al consumidor, el IPC anual es de 3,10%, muy por debajo del techo de 4%. Dos elementos adicionales que ofrecen perspectivas positivas a tener en cuenta para hacer prospectiva: una, las tasas de intervención del que están en 4,25% y con tendencia a la baja, a pesar de las presiones para que sean revisadas al alza o que comiencen el camino de subida, y dos, los precios del barril de petróleo, que en sus dos referentes: el WTI y el Brent, coquetean con establecerse en los US$80 por un largo rato, dado la crispada situación internacional. La tasa de cambio también se ha mantenido estable en torno a los $3.000. Todos los anteriores son elementos que deben llevar a pronosticar un buen cierre de año en materia económica o al menos estable, para poder proyectar un mejor 2019, como todos esperan.