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ANALISTAS

Todos somos nuestro propio start-up

viernes, 20 de septiembre de 2013
La República Más
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En el siglo 21, todos somos un start-up. Se acabaron los trabajos en una misma empresa toda la vida. Hasta no hace mucho, el acuerdo tácito entre un empresa y un individuo comprendía una entrega leal del empleado, a cambio de capacitación, promociones, estabilidad laboral y una pensión. Las carreras tradicionales ya no se ven en las corporaciones, solo basta preguntar alrededor suyo y lo podrá comprobar. 
 
Un plan de carrera para toda la vida no pareciera existir más. Así como ningún start up o emprendedor tiene un plan de negocios fijo para los siguientes 50 años, tampoco puede ser esa la realidad para un profesional joven. En el cambio constante de la economía del conocimiento, eso ya no es posible. 
 
Se terminó la estabilidad laboral para toda la vida. Inclusive en los sectores más sindicalizados de la economía el empleo se basa en performance, en mostrar que se genera valor, en poder solucionar algún problema que la empresa tenga, y no solamente estar presente. Las razones de estos profundos cambios en el mercado laboral tienen que ver con la globalización de la economía, la mayor competencia entre países, ciudades y corporaciones, y la introducción de las tecnologías, que si bien contribuye a enormes aumentos de la productividad, nos hacen a todos menos indispensables.
 
En este siglo, comience usted o no su empresa, trabaje solo o en relación de dependencia, sea empleado o jefe, usted tiene que ser un emprendedor. Para mantenerse vigentes en sus carreras, los profesionales tienen que moverse como lo hace una nueva empresa, un start-up. Tienen que estar siempre atentos a nuevas oportunidades, ser flexibles, trabajar en desarrollar y consolidar sus activos personales, generar relaciones inteligentemente. No es suficiente buscar empleo cuando uno sabe que saldrá de su empresa, sino que evaluar el mercado laboral, saber de nuevas habilidades, posiciones y oportunidades es una actividad permanente de un profesional del siglo 21. 
 
“Usted tiene que ser siempre un start-up, un emprendedor de usted mismo”, dice Reid Hoffman, el fundador de LinkedIn. La carrera personal tiene que ser manejada con las mismas características que se gestiona un nuevo emprendimiento. Las empresas está buscando no solo personal que tenga pensamiento crítico, que pueda hacer trabajos de valor agregado, sino también personas que tengan iniciativa, que puedan crear, y tengan la capacidad de reinventar su trabajo permanentemente, que tengan curiosidad, proactividad, en un mercado que cambia rápido, todos los días. 
 
Esta realidad es más actual que nunca en América Latina, donde la competencia por buenas posiciones se ha intensificado debido a la apertura de las economías, pero también porque las nuevas clases medias emergentes generan competencia laboral que antes no existía.  Un profesional exitoso tiene que conocer bien sus activos, aquellas cualidades personales que le permiten agregar valor en una empresa. Pero a su vez, tiene que buscar consolidarlas y expandirlas, entendiendo las realidades del mercado donde se encuentra. 
 
Como dice Rafael Anta, un emprendedor español actualmente liderando iniciativas de tecnología y emprendimiento para el BID “creo que además de las cualidades, hay dos temas igualmente importantes que forman a la persona: sus valores y sus habilidades. Todos tenemos que invertir diariamente en cultivar nuestras habilidades, tanto para estar vigentes (y no ser redundantes) como para movernos en la dirección que nos gustaría”
 
Abundan las ideas excelentes que nunca se llevaron a la práctica, o que no generaron interés en potenciales clientes. Lo mismo pasa con la carrera de uno. Lo que a uno le apasiona, los sueños que un profesional busca no son suficientes para progresar en la vida profesional. Son necesarios, y tenerlos es un diferencial importante en el mundo laboral, pero aplicados a un contexto de mercado, de oportunidades donde a una empresa le pueda interesar contratarlos y pagar por ellos. 
 
“Vivimos en una económica hiperconectada, de rápida velocidad y extremadamente competitiva. El cambio constante y la incertidumbre hace que cualquier carrera tradicional sea infectiva. El ascensor profesional está siempre completo. El pacto empleado-empleador se ha disuelto. La competencia por oportunidades es feroz”, sentencia Reid en su libro The Start Up of You. En el siglo 21, continua el fundador de LinkedIn “todo profesional debería aplicar las cualidades de un emprendedor a cualquier cosa que haga, el mundo moderno lo demanda”. Habrá que seguir sus consejos.

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