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ANALISTAS

Talleres de miseria

martes, 21 de mayo de 2013
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Un poco más de un millar de trabajadores mueren en Dhaka, capital de Bangladesh, debido a la baja calidad de la construcción y el posterior derrumbe del edificio Rana Plaza. Lo que muestra las míseras condiciones laborales bajo las cuales eran sometidos a producir miles de prendas diarias de las marcas Benetton, Walmart, Disney, Primark, El Corte Inglés, Bon Marché, Joe Fresh y Mango, entre otras.

 
Actualmente Bangladesh es el segundo productor de ropa en el mundo, tiene 5.400 fábricas textiles y cerca de 4 millones de trabajadores en el sector, de un total de la población de 151 millones de personas, que hacen que la mano de obra sea muy barata. El salario promedio de los trabajadores que trabajaban en el edificio de Rana Plaza era de US$36 por mes. Salarios de miseria en talleres de miseria que producen las grandes marcas del mundo.
 
Muchas de las multinacionales del mundo textil profesan una doble moral: exigen mejores condiciones laborales en Bangladesh y otros países, pero necesitan de sus bajos salarios para maximizar sus ganancias. Así funciona el mercado laboral a nivel mundial.
 
Los trabajadores del sector textil no son los únicos que trabajan hasta 12 horas diarias por sueldos de miseria. En el sector del ensamblaje de piezas tecnológicas es famoso el caso de Foxconn,  compañía taiwanesa perteneciente al Hon Hai Group, que con 1,2 millones de trabajadores ensambla partes electrónicas para: Apple, Acer, Amazon, Cisco, Dell, Hewlett-Packard, Intel, Microsoft, Motorota, Nintendo, Nokia, Sony y Toshiba, entre otros.
 
Los trabajadores de Foxconn han estado sometidos a horarios y salarios que no compensan el valor agregado que ellos mismos producen, pero que sí es cobrado a los millones de consumidores a nivel mundial, incluidos muchos de nosotros. Bueno, de eso se trata el “capitalismo salvaje”. Los salarios promedio (2012) de los trabajadores de Foxconn fluctuaban entre US$257 y US$354 mensuales.
 
En algunas fábricas de Foxconn como la de Taiyuan y la de Chengdou los disturbios son cada vez más comunes como respuesta a la explotación, a las malas condiciones de trabajo e inclusive a los suicidios provocados por la presión laboral.
 
China es uno de los países que tiene gran cantidad de mano de obra barata que produce en todos los sectores, incluidas las mejores marcas automotrices de Japón y Estados Unidos. Sin embargo últimamente han disminuido las migraciones internas de trabajadores del campo a las ciudades consideradas como enclaves industriales. Esto está encareciendo la mano de obra china lo que hace que el outsourcing  se pase a otros países del sudeste asiático.
 
Los salarios promedio en algunos países del sudeste asiático están ahora por debajo del salario promedio en China, lo que ha ocasionado un desplazamiento de la inversión y de la maquila a estos paraísos, no fiscales pero si laborales (para las empresas), debido al bajo costo de la mano de obra.
 
Para 2012 el salario mínimo en Tailandia era de US$295, en Malasia era de US$297, en Filipinas de US$270, en Indonesia de US$150, en Vietnam de US$91 y en Camboya de US$75.  
 
Así como la solución no es eliminar los paraísos fiscales sino hacerles una estricta regulación, la solución de los paraísos laborales es que la OIT haga cumplir las normas laborales que sí hace cumplir en los países desarrollados.
 
Pero el problema de fondo es que en estos países la gran población y el alto desempleo generan las bajas condiciones laborales y los bajos salarios. El triste dilema del crecimiento  económico de largo plazo. ¿Cómo lidiar con altas tasas de crecimiento de la población y al mismo tiempo generar crecimiento del ingreso per cápita? 
 
La gran población de estos países lleva a bajos salarios, lo que a su vez, a través de las maquilas, genera grandes ganancias para las multinacionales, que a su vez evaden impuestos en los paraísos fiscales. 
 
Entonces ¿dónde está la riqueza creada por los millones de trabajadores con sueldos de miseria? Si, ahí donde ustedes están pensando.

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