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Madre Laura, ruega por los desempleados…

miércoles, 3 de julio de 2013
La República Más
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En Colombia es común oír a los ciudadanos quejarse, en ciertos casos de manera injusta, por la inacción de algunos de nuestros congresistas. Sin embargo, si hay algo más peligroso que la ociosidad legislativa de un país es el desatino de quienes promueven los proyectos de ley que regirán el destino de la sociedad. En nuestro país, donde tantos temas de fondo se encuentran aún sin resolver y donde las más importantes decisiones se toman a la ligera y a pupitrazos, salen todos los meses a la luz pública las más absurdas ideas provenientes de creativos funcionarios que, con dolo, intercambian propuestas inoficiosas o perjudiciales a cambio de miserables migajas de popularidad en los medios de comunicación. 
 
Es así que nace, y se aprueba en segundo debate, la propuesta de institucionalizar el 21 de octubre como el día festivo de la Madre Laura. Lo que parece una reivindicación de las creencias religiosas de los colombianos, y por tanto de nuestra identidad, no traería consigo nada distinto a la profundización del problema de competitividad laboral de nuestro país, encareciendo aún más la mano de obra. 
 
Colombia enfrenta una muy compleja situación en su mercado laboral. A diferencia de la mayoría de países en vía de desarrollo, el nuestro ha sido incapaz de compatibilizar los datos de crecimiento económico de la última década con disminuciones sustantivas en la tasa de desempleo. Es así que mientras en América Latina la tasa promedio de desempleo es del 6-7%, en Colombia sigue siendo de dos dígitos, encontrando fuertes barreras a su reducción en los altos costos laborales. 
 
En efecto, mientras en otros países de la región el salario mínimo representa entre el 20% y el 40% del PIB per cápita, en Colombia supera el 50%, lo cual indica lo costoso de la mano de obra en relación al tamaño de la economía.  
 
En mi opinión, son muchas las explicaciones que se pueden dar a las elevadas tasas de desempleo del país, que van desde la poca productividad hasta el fenómeno de sustitución trabajo-capital en favor de este último. Lo cierto es que Colombia no es un país salarialmente competitivo, y todo lo que apunte al encarecimiento laboral -como pagar un día más de salario sin trabajarlo- redundará en menores oportunidades de trabajo formal para los más vulnerables. 
 
Tal como anota Pablo Jaramillo en su columna de El Colombiano, la manera de honrar a la Madre Laura debe ser promoviendo la difusión de su vida y obra para que todos aquellos que conocen poco sobre ella puedan entender y apropiarse de su legado. Pero no se puede utilizar la fe del pueblo católico para apalancar inoficiosas iniciativas legislativas, que traerían consigo perjuicios para los más pobres y cuya reversión requeriría de más de un milagro.
 

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