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Lo que Hugo Chávez puede aprender del Papa

domingo, 17 de febrero de 2013
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Una de las razones por las cuales la renuncia del Papa Benedicto XIV esta semana fue tan inesperada es la rareza de que un líder tan poderoso tome una decisión tan desinteresada y se haga a un lado porque no puede desempeñar sus funciones. El lunes, el Papa dijo: “En el mundo actual, sometido a tantos cambios rápidos y sacudido por cuestiones de profunda relevancia para la vida de la fe, con el fin de gobernar y proclamar el Evangelio, tanto la fuerza de la mente y el cuerpo son necesarias, fuerza que en los últimos meses se ha deteriorado en mí en la medida en que he tenido que reconocer mi incapacidad para cumplir adecuadamente con el ministerio que en mí se ha confiado”.
 
Básicamente, el Papa ha renunciado porque no siente que su edad y salud le permitan hacer lo que tiene que hacer para guiar a la Iglesia Católica a través de los complejos desafíos que enfrenta.
 
Hugo Chávez debería tomar nota. El presidente de la Conferencia Episcopal de los Obispos de Venezuela hizo una velada referencia a esto cuando dijo que la renuncia del Papa fue “un buen ejemplo”, por haber demostrado que lo mejor es renunciar ante la incapacidad mental y física. Si Chávez fuera a seguir el ejemplo del Papa, él habría renunciado hace meses.
 
El Presidente de Venezuela no ha sido visto en público desde su viaje a Cuba para el tratamiento del cáncer hace alrededor de dos meses. Él no ha dado ningún discurso o enviado tweets. Ni siquiera ha sido capaz de asistir a su propia inauguración el mes pasado.
 
Venezuela se encuentra en medio de una crisis política y económica. El país tiene una necesidad desesperada de liderazgo y renovación. Las finanzas públicas se agotaron durante las elecciones presidenciales del año pasado, los precios al consumidor se encuentran por las nubes y el panorama económico es incierto. Mientras Chávez permanece en Cuba, su gobierno está tratando de manejar una devaluación desordenada de la moneda que probablemente añadirá más combustible a la inflación y exigirá controles estrictos de precios. Dada la disparidad entre la nueva tasa aún más débil y el valor en el mercado negro del bolívar muchos economistas esperan otra devaluación en poco tiempo. La economía venezolana es un barco sin timón y el capitán no se puede encontrar en ningún lado.
 
La Iglesia Católica se enfrenta a un conjunto de desafíos completamente diferente, pero como Venezuela la Iglesia requiere un líder dedicado, activo y comprometido. La Iglesia sigue haciendo frente a las persistentes secuelas de la crisis de abuso infantil, mientras que intenta revertir el declive de la afiliación en los países desarrollados y continuar con el crecimiento en las regiones en desarrollo como América Latina y África. La Iglesia con siglos de antigüedad también debe encontrar una manera de adaptarse al siglo XXI y seguir siendo relevante entre una juventud más diversa y global.
 
Si tomamos el Papa en su palabra, su renuncia para dar paso a la renovación, es de hecho una cosa notable. El Papa debe tener confianza en que la próxima generación de líderes de la Iglesia está a la altura. Su renuncia a su vez puede proporcionar sólo lo que la Iglesia necesita para renovarse: un liderazgo nuevo y joven.
 
Los líderes como Hugo Chávez, que han tratado de perpetuarse en el poder, podrían aprender una o dos cosas del Papa. A veces es necesario dar un paso a un lado y dejar que aquellos que son más capaces tomen el timón.
 

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