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Entender la innovación como una estrategia integral para la competitividad es fundamental para garantizar la sostenibilidad de las empresas, proyectar su expansión en nuevos mercados e impulsar el desarrollo económico de las regiones.
Todas las compañías, independientemente de su actividad, tienen el gran reto de pensar en la innovación como el instrumento que promueva su desarrollo. Esto implica adaptarse al cambio, fortalecer la capacidad tecnológica y productiva e implementar iniciativas que promuevan su crecimiento y que permitan aportar experiencias, esfuerzos y conocimiento para avanzar conjuntamente en el fortalecimiento de los sectores productivos.
Como estrategia nacional, la innovación debe convertirse en el motor de impulso al aparato productivo. De ahí la importancia de aprovechar, en el caso de la construcción, el encadenamiento sectorial para idear estrategias que trasciendan y que permitan la reducción de brechas regionales y productivas.
La industria de la construcción avanza por este camino, para lo cual dio inicio al proyecto Camacol Innova 2020, cuyo punto de partida es un diagnóstico de la actividad, del que resulta un mapa donde se identifican los avances, fortalezas, debilidades y oportunidades que tiene el sector en materia de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) en los próximos años. La fase siguiente es la construcción del planteamiento estratégico al año 2020 con acciones y plan de trabajo a seguir.
En momentos en los que la actividad edificadora es artífice del desarrollo económico y social del país, la apuesta de la cadena de valor ha sido pensar en la innovación como el instrumento que haga sostenible este desarrollo.
Existe infinidad de frentes para aproximarse a la innovación; sin embargo, entendiendo el sector, su entorno y las fuentes de su competitividad, es claro que se debe abordar desde cuatro aspectos: la construcción de ciudades y el desarrollo urbano, la sostenibilidad ambiental, el entorno económico y social, y la cultura empresarial.
Nuestras ciudades requieren espacios con calidad para la vivienda, el esparcimiento, el acceso a los servicios sociales y el desarrollo empresarial. La transformación de las ciudades debe estar coordinada con una efectiva preservación del medio ambiente que se soporte en el freno a la construcción informal y el desarrollo urbano irregular. Para esto, es indispensable contar con un positivo entorno económico, un sector privado competitivo y una institucionalidad firme y garante de la Ley.
Hoy el sector toma la iniciativa con espacios que permiten evaluar cómo están las empresas del sector en esta materia de innovación, cómo está el país en cuanto a políticas que la incentiven y cuáles son las buenas prácticas de las que podamos aprender y crecer. Estos aspectos son el centro de reflexión, análisis y debate del Congreso Colombiano de la Construcción que se realiza por estos días en Cartagena, donde líderes mundiales en el tema de la innovación y la competitividad, desarrollan una agenda académica en la que se comparten experiencias y se promueve el compromiso de todos los actores de la cadena de valor con este tema.
Sin lugar a dudas, la única manera de competir con éxito en economías cada vez más globalizadas, es la capacidad para crear valor de manera continua y marcar un diferencial que permita estar a la vanguardia de lo que exigen los mercados. Esto permitirá también afrontar los retos futuros, y encontrar soluciones viables y creativas ante situaciones difíciles.