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El techo de la deuda: primera parte

martes, 8 de octubre de 2013
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Se habla del famoso “Día X”. Hay preocupación mundial que lleguemos a esa fecha. Hay  miedo mundial que no se suba el límite de la deuda y el gobierno federal de Estados Unidos haga “default” por primera vez en su historia. 

¿Por qué tanto drama con la deuda de Estados Unidos? ¿Qué es el límite de la deuda? ¿Qué es el “Día X” que tanto hablan? ¿Qué efecto tendría que EE.UU. incumpla en sus obligaciones financieras? 

La primera pregunta la contestaré esta semana. 

¿Por qué tanto drama con la deuda? 

Para entender el “Día X”, el límite de la deuda y las consecuencias de un “default”  hay que saber cuál es el problema de fondo (algo que los medios se olvidan explicar).

El problema de fondo es el alto nivel de la deuda pública del gobierno federal. Mientras la deuda se mantenía por debajo de 60% de lo que producía el país -deuda pública total/PIB nominal- en los sesenta y setenta, hoy está cerca de 102%. Señal peligrosa que no se veía desde la segunda guerra mundial. 

¿Por qué esto? Tres razones principales. 

Primera razón: el gobierno ha estado gastando más de lo que entra. Déficit se traduce en deuda. Especialmente en la administración de Bush II con la guerra de Iraq y Afganistán. Y durante Obama donde los paquetes de rescate a bancos, automotrices y paquetes de estímulo incrementaron aún más el nivel de la deuda. 

Segunda razón: la crisis financiera que afecto los ingresos. Alto desempleo y menos producción, se tradujo en menos pago de impuestos

Y la tercera razón: los programas sociales que siguen aumentando su gasto ante una creciente población que demanda más servicios públicos. 

Cuando combinas todo esto tienes la tormenta perfecta. 

Con una deuda que ya pasa lo que produce - pasó la marca $16,7 billones y sigue aumentando-, no sólo hay que disminuir la rapidez de su crecimiento - que va por encima del crecimiento económico-, sino también su nivel. ¿La razón?  Igual que en nuestras finanzas personales y en los negocios, nuestra prosperidad no puede depender del préstamo. Mucha deuda obliga a pagar más interés, lo que es menos dinero para invertir en cosas que generen riqueza. Riesgo que los prestamistas, que están en todo el mundo, pierdan la confianza y disminuyan o corten la línea de crédito. Sube la tasa de interés afectando las arcas públicas y a todos porque pagaríamos más. Al final: menos crecimiento, menos empleo. 

¿Esto lo saben los líderes en Washington? Sí. ¿Están de acuerdo? Sí. El problema no es que lo sepan o estén de acuerdo. El problema está en cómo solucionar el problema. Subir impuestos vs. no subir, quitar vs. no quitar subsidios, cortar vs. no cortar gastos. A quién subir impuestos, a quién cortar subsidios y a quién bajarle los beneficios. 

El problema no es el qué sino el cómo. 

Como diría Cantinflas: “ahí está el detalle”.

Toma nota. 

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