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A pesar de los crecientes beneficios económicos y sociales de mayores relaciones, la clase política en los Estados Unidos todavía no se preocupa por América Latina. Estamos casi terminando otro ciclo electoral en el país y ha habido una total falta de discusión sobre las relaciones de Estados Unidos con la región.
Esto quedó claro esta semana cuando traté de investigar las políticas hacia América Latina de Barack Obama y Mitt Romney. Simplemente no había mucho que encontrar. Durante el debate vicepresidencial de la semana pasada, que fue el primer debate en incluir cuestiones de política exterior, las palabras “América Latina” o “México”, no se mencionaron ni una vez. Las únicas veces que los candidatos hablan de la región es cuando son entrevistados por periodistas de Univisión en Español. El resto del país se está perdiendo un importante debate.
Tomemos el caso de México, que es el segundo mayor mercado de exportación de E.E.U.U. Alrededor de 6 millones de empleos estadounidenses dependen del comercio con este país. Como lo señaló el Financial Times recientemente “México se está convirtiendo tan importante para la economía de EE.UU. como China.” Sin embargo, es poco probable escuchar esto en la campaña electoral o en la sala de debate.
¿Sera que nada cambia en los próximos cuatro años? Fue difícil encontrar detalles, pero esto fue lo que encontré en temas de comercio y seguridad en los discursos de Mitt Romney y en su pagina web. El presidente Obama no ha definido nuevas políticas durante esta campaña pero tiene un registro de política exterior en la región.
En cuanto al comercio
Mitt Romney dice que lanzará la Campaña para la Oportunidad Económica en América Latina (Ceola), un esfuerzo de promoción comercial centrado en enxaltar “las virtudes de la democracia y el libre comercio”. Se espera que esto resalte un contraste entre la libre empresa y los males del modo autoritario socialista de Venezuela y Cuba.
El presidente Obama se ha fijado el objetivo popular de duplicar las exportaciones estadounidenses en el 2015 y supervisó la ratificación de los acuerdos de libre comercio con Colombia, Panamá y Corea del Sur. Sin embargo, le tomó tres años enviarlos al Congreso.
Ambos candidatos se han comprometido a concluir las negociaciones para Trans-Pacífic Partnership (TPP), el acuerdo de libre comercio que incluye a once países de la región Asia-Pacífico (incluyendo Canadá, México, Chile y Perú) que desean liberalizar aún más el comercio. Ambos candidatos han dicho que buscarán Trade Promotion Authority, que otorga al presidente la capacidad para la rápida aprobación de los acuerdos de libre comercio.
Romney podría esforzarse más para concluir el TPP, pero no existen pruebas de que pueda lograr más en el comercio con América Latina que el presidente Obama. Romney dice que le gustaría negociar más acuerdos de libre comercio, pero que de los países de América Latina que aún no los tienen - como Ecuador, Bolivia, Venezuela, Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Cuba - quieren uno?
En temas de drogas y seguridad
Romney quiere crear un sistema unificado llamado “Fuerza de Tarea Conjunta Hemisférica sobre la delincuencia y el terrorismo” basado en iniciativas antidrogas y antiterrorismo existentes. También ha sugerido que se estudie la cooperación intra-militar y el intercambio de inteligencia con México, similar a lo que se hizo durante el Plan Colombia. Si bien este es un pensamiento digno de elogiar, México ha dejado claro que no están abiertos a las operaciones conjuntas armadas.
Romney también ha adoptado una línea más dura con Venezuela y Cuba, por temor a sus vínculos con Irán y Hezbollah. En contraste, en Julio el presidente Obama dijo en una entrevista que Hugo Chávez “no ha tenido un impacto serio en la seguridad nacional” en los EE.UU.
Ambas campañas han dado pocos detalles de la forma en que cambiara la dinámica de la fallida guerra contra las drogas. El presidente Obama ha reconocido que él estaría dispuesto a discutir el tema con el creciente número de líderes latinoamericanos que abogan por un cambio de estrategia. Romney por otro lado estaría bajo más presión de su partido para mantener una postura más dura.
Si bien habría algunas leves diferencias en la política del presidente Romney no hay signos evidentes de que pueda alterar significativamente la política o aumentar repentinamente el compromiso con la región. Por otra parte, es poco probable que el presidente Obama preste más atención a la región durante su segundo mandato. Eso es una lástima. Tanto los EE.UU. como América Latina se beneficiarían mucho de un presidente que entienda correctamente el valor y los beneficios de la mejora de las relaciones con América Latina.
* Editor económico de Noticias Univisión