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Noruega e Islandia son algunos de los lugares con nieve para viajar en época navideña
La nieve se ha convertido en un atractivo turístico y, dependiendo del país, puede ofrecer diferentes actividades para realizar en familia y pasar una blanca navidad
Un estudio de TimeOut realizó una investigación de cuáles son los mejores lugares con nieve para pasar Navidad y el resultado terminó mostrando algo interesante: el invierno se está convirtiendo en una excusa para viajar, no en un obstáculo.
Lo que antes era simplemente frío ahora es una temporada con propuestas muy distintas entre sí, desde refugios remotos hasta ciudades que se transforman por completo cuando baja la temperatura. El listado revela que cada destino ha encontrado una manera particular de convivir con la nieve y de convertirla en experiencia.
Noruega abre el camino, no por espectáculo sino por coherencia. En los Alpes de Finnmark, muy al norte, los iglús de Isbreen se sienten como una versión actualizada de lo que significa estar aislado sin renunciar al descanso. Son espacios pequeños, diseñados con cuidado y pensados para escuchar el sonido del viento más que el de otros viajeros. La sensación de distancia no es decorativa. Es parte central de lo que ofrecen.
Islandia aparece enseguida, sobre todo porque ver la aurora boreal sigue siendo uno de esos planes que la gente organiza con meses de anticipación. En el sur del país abrió el Hotel Black Sand, un lugar sencillo pero estratégico para quienes no quieren perder ninguna oportunidad de ver el cielo moverse. Los guías recuerdan que la cámara suele registrar mejor la aurora que el ojo humano, un dato que sorprende a muchos visitantes.
Japón muestra una cara distinta del invierno. Allí el frío no se vive como un sacrificio sino como un complemento. Las estaciones de esquí de Hokkaido y Yamagata están muy bien organizadas, pero lo que más atrae a los viajeros son los pequeños pueblos con onsen, como Ginzan, donde el vapor se mezcla con el aire helado. Tokio y Osaka se sienten más transitables, más calmadas y con más espacio para explorar.
Canadá mantiene su identidad, y eso es parte de su atractivo. Trineos con perros, caminatas sobre hielo y montañas inmensas. Quien viaja a Whistler o a los parques nacionales ya tiene claro lo que va a encontrar. El país ofrece un invierno amplio, con actividades que funcionan tanto para viajeros experimentados como para quienes solo quieren ver nieve por primera vez.
Italia sorprende, no por su gastronomía ni por sus ciudades, sino por el heliesquí. En Alagna y Livigno se concentran los esquiadores que buscan descensos largos, menos concurridos y con vistas abiertas del Cervino. Es un turismo más técnico, que requiere experiencia, pero que encuentra en estas montañas un equilibrio entre dificultad y belleza.
Laponia también entra en el listado, pero no por la narrativa navideña que suele acompañarla, sino por su ambiente. La región mantiene nieve desde octubre y una luz suave que se queda durante horas. El hotel Galdu, recién inaugurado, está intentando proponer una forma más íntima de hospedaje, lejos de las grandes estructuras que dominaban este sector.
Suecia ofrece algo distinto, una actividad que cada año gana más seguidores. Se trata del patinaje nórdico sobre lagos congelados. Los guías revisan el hielo, determinan rutas y acompañan a los grupos durante horas. Stockholm Adventures lo ha vuelto accesible incluso para principiantes, aunque la experiencia completa de deslizarse sobre un lago helado suele conquistar a quien la prueba.
Bergen aparece como una escala más tranquila. Los ascensos al Ulriken, las caminatas hacia Fløyen y el simple gesto de entrar a un café para calentarse hacen que la ciudad tenga un ritmo particular en esta época. El Moxy Bergen se ha vuelto una referencia para quienes quieren estar cerca del agua y moverse a pie.
Polonia sorprende con Zakopane, un destino que crece rápido. Su arquitectura en madera, sus precios accesibles y la cercanía con Cracovia lo han puesto en la mira de viajeros que buscan nieve sin pagar tarifas de los Alpes. Cada temporada recibe más visitantes y parece que seguirá así.
Helsinki cierra el recuento y lo hace con una propuesta que se apoya en la rutina local. En invierno, las rutas para bicicletas se convierten en caminos para esquí, los lagos se usan para patinar y las saunas pasan de ser un plan ocasional a un hábito casi diario. Lugares como Löyly o Allas Pool reúnen a quienes quieren probar el contraste entre calor y agua helada. El hotel Hobo Helsinki, con su diseño limpio y ambiente relajado, completa la experiencia.
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