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Macron fue clave para persuadir a la Unión Europea a imponer aranceles a los vehículos eléctricos chinos el año pasado, lo que llevó a Pekín a tomar represalias
Emmanuel Macron se ve envuelto en otra polémica sobre Taiwán. La última visita del presidente francés a China, hace dos años y medio, se vio ensombrecida por declaraciones que parecieron limitar su compromiso de apoyar a Taiwán. Ahora regresa para una visita de tres días que comenzó el miércoles, y la isla de gobierno democrático reclamada por Pekín vuelve a estar en el punto de mira.
China ha buscado el respaldo de Francia —uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas— en su reciente disputa con Japón sobre el estatus de Taiwán. Pekín arremetió contra Japón después de que la primera ministra, Sanae Takaichi, sugiriera el mes pasado que un posible conflicto por la isla podría suponer un riesgo existencial para Japón.
El jefe de la diplomacia china, Wang Yi, aprovechó una llamada del jueves con el asesor diplomático de Macron, Emmanuel Bonne, para afirmar la necesidad de que ambas partes se apoyaran mutuamente y condenar los "comentarios provocadores" de Takaichi. Un funcionario del Palacio del Elíseo de Macron pidió el jueves que se respetara el statu quo y que se relajaran las tensiones.
Poco antes del viaje de Macron, un alto funcionario de seguridad nacional japonés y un asesor de política exterior francés acordaron fortalecer la cooperación en materia de seguridad entre sus dos países, informaron medios japoneses el miércoles.
Los comentarios del nuevo líder japonés son problemáticos para China de dos maneras. En el nivel más básico, insinúan que el futuro de Taiwán podría convertirse en una disputa internacional, mientras que la política de Una Sola China de Pekín insiste en que el futuro de la isla es un asunto interno. Además, las declaraciones de Takaichi sugieren que un conflicto podría ser lo suficientemente grave como para que Japón justifique legalmente el despliegue de sus fuerzas armadas en apoyo de los taiwaneses.
Equilibrar las tensiones con Pekín será un desafío habitual para el líder francés, mientras se prepara para una reunión bilateral con el líder chino Xi Jinping a finales de esta semana.
Macron fue clave para persuadir a la Unión Europea a imponer aranceles a los vehículos eléctricos chinos el año pasado, lo que llevó a Pekín a tomar represalias imponiendo precios mínimos a los productores franceses de coñac. Desde entonces, Macron ha presionado a la UE para que despliegue sus herramientas comerciales más estrictas en respuesta a las restricciones chinas al suministro de tierras raras, lo que ha generado inquietud entre los productores franceses de carne de cerdo y lácteos sobre si se verán afectados.
El periódico Global Times, dirigido por el Partido Comunista, citó el lunes a expertos que dijeron que fortalecer los lazos económicos con Francia -y Europa- podría ser un tema central de la visita de Macron.
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