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Victoria electoral de Anthony Albanese
Anthony Albanese iniciará su segundo mandato tras dos victorias consecutivas, es el primer primer ministro en lograrlo desde 2004
El primer ministro de Australia, Anthony Albanese, estaba en camino de llevar a su partido a su mayor victoria electoral desde la Segunda Guerra Mundial, lo que le otorgaba un fuerte mandato para abordar la muy necesaria reforma económica y negociar con la administración Trump sobre aranceles.
Albanese iniciará su segundo mandato como un héroe laborista tras dos victorias consecutivas en las elecciones del sábado, convirtiéndose en el primer primer ministro en lograrlo desde 2004.
En un resultado sorprendente, el líder de la oposición, Peter Dutton, perdió su escaño. Con 60% de los votos escrutados, el Partido Laborista lideraba con 55,9% frente a 44,1% de la oposición, según informó la Comisión Electoral Australiana. Este resultado fue mucho más contundente de lo que pronosticaban las encuestas, ya que se proyecta que el Partido Laborista gane al menos 86 de los 150 escaños del parlamento, con 14 aún por decidir.
El presidente estadounidense Donald Trump había dominado la campaña con su programa arancelario global, que desató turbulencias en los mercados. Dutton, quien elogió al líder estadounidense poco después de su regreso a la Casa Blanca, se vio obligado a retractarse de su postura, ya que las encuestas mostraban que Trump era profundamente impopular entre los australianos.
“Hoy, el pueblo australiano ha votado por los valores australianos”, declaró el primer ministro tras proclamar su victoria en Sídney. “Por la justicia, la aspiración y las oportunidades para todos”.
Albanese realizó una campaña prácticamente impecable, revirtiendo las encuestas de principios de año que apuntaban a serios problemas. En cambio, Dutton tuvo dificultades, contradiciéndose con frecuencia, dando marcha atrás en sus políticas e incluso viéndose obligado a disculparse por citar erróneamente al presidente indonesio.
"No lo hicimos lo suficientemente bien durante esta campaña, eso es evidente esta noche y acepto toda la responsabilidad por ello", dijo Dutton.
El gobierno de centroizquierda de Albanese había enfrentado durante su primer mandato dificultades como una inflación persistente, altas tasas de interés y una crisis inmobiliaria que amenazaba con una reacción negativa del electorado. El gobierno intentó apaciguar estas preocupaciones con recortes y devoluciones fiscales adicionales en un presupuesto preelectoral.
La recuperación del Partido Laborista se vio impulsada por la volatilidad global generada por el programa arancelario de Trump, que este presentó durante la primera semana de campaña. En Australia, la incertidumbre en el extranjero suele atraer a los votantes hacia el presidente en ejercicio, lo que contribuyó a una actuación más centrada en la campaña electoral de Albanese.
El primer ministro hizo campaña sobre una plataforma de estabilidad, mientras establecía comparaciones entre Dutton, ex policía de Queensland, y Trump.
“En estos tiempos de incertidumbre global, los australianos han optado por el optimismo y la determinación”, dijo Albanese en su discurso de victoria. “Los australianos han optado por afrontar los desafíos globales a la manera australiana, cuidándose unos a otros mientras construimos el futuro”.
La victoria del Partido Laborista se produjo días después de que el gobierno de centroizquierda de Canadá consiguiera un cuarto mandato, un resultado fuertemente influenciado por las expectativas de que el nuevo líder y ex banquero central Mark Carney sería capaz de manejar al líder estadounidense.
Albanese tendrá que lidiar con una economía en una encrucijada, ya que sus principales motores de crecimiento —China, la inmigración y el sector inmobiliario— se encuentran bajo presión. La respuesta obvia, según los economistas, es un importante programa de reformas para reactivar el dinamismo económico y elevar el nivel de vida, una tarea que los sucesivos primeros ministros han evitado debido a los riesgos políticos que conlleva.
Ambas partes intentaron transmitir que tenían una solución a la crisis inmobiliaria australiana. Albanese prometió invertir miles de millones de dólares en propiedades para quienes compran por primera vez, permitiéndoles además adquirir viviendas con depósitos de tan solo 5%.
Al mismo tiempo, el Partido Laborista tiene la oportunidad de consolidar sus políticas de energía limpia y ofrecer mayor certeza a los inversores.
El gobierno de centroizquierda introdujo una serie de objetivos de descarbonización y energías renovables durante su primer mandato y se comprometió a invertir significativamente en energía limpia y manufactura. Durante la campaña electoral, anunció un nuevo Programa de Baterías Domésticas Más Económicas para subsidiar el almacenamiento detrás del contador y así aliviar la presión del costo de vida.
Tanto el Partido Laborista como la Coalición prometieron un mayor gasto durante la campaña en un momento en el que el presupuesto del país ya está profundamente deficitario y no se espera que vuelva a tener superávit durante años.
Esto llevó a S&P Global Ratings a advertir que su calificación AAA para Australia podría estar en riesgo si las promesas de campaña resultan en mayores déficits estructurales, deuda y costos de intereses. Australia es una de las pocas naciones que cuenta con una calificación AAA de las tres agencias, y perder una de ellas perjudicaría políticamente al partido que la supervisaba.
En una rareza para Australia, la campaña electoral de 2025 se vio afectada por eventos ocurridos en el extranjero.
El dos de abril, cinco días después de que Albanese convocara la votación, Trump anunció sus planes de aplicar aranceles “recíprocos”, incluido un cargo de 10% a las exportaciones australianas, lo que generó preocupación entre los votantes mientras los mercados a nivel mundial se desplomaban.
Luego, en la cuarta semana, cuando los australianos comenzaron a votar anticipadamente, falleció el Papa Francisco, lo que llevó a ambos partidos a pausar brevemente sus campañas.
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