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El más reciente informe de la Ocde de migración explicó que pese al alza en las condiciones de vida, aún hay retos para la población migrante en el mercado laboral
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) reveló en su más reciente informe de ‘Indicadores de integración de la población migrante para 2023’ que pese a que en la última década se han evidenciado mejoras en la calidad de vida, aún hay retos persistentes, especialmente en el mercado laboral y problemas para que los inmigrantes alcancen condiciones de vida estándar en la mayoría de economías.
El informe indica que en la Unión Europea y los países de la Organización el número de migrantes llega a 54 y 141 millones, respectivamente, lo que supone un aumento de 20% en cada zona en la última década. Y uno de los datos que más preocupa es que las tasas de desempleo son más altas para las personas nacidas en el extranjero en cuatro de cada cinco países analizados. Por ejemplo, en el conjunto de la Unión Europea, con alta tradición de migración, la tasa de desempleo de personas nacidas en el extranjero (12%) duplica la de los nativos.
Entre otros hallazgos del mercado laboral se evidencia que en tres quintas partes de los países de la Ocde y la Unión Europea, los nativos tienen más probabilidades que los inmigrantes de trabajar largas horas, especialmente en Europa, situación que no ocurre en la región, donde se evidencia que la probabilidad de trabajar largas horas en países como Colombia, Costa Rica y Corea es de las más altas.
El análisis cambia cuando se evalúa la situación por nivel educativo, pues estos “migrantes tienen más probabilidades de trabajar largas horas en la mayoría de los países, y ocurre lo contrario con los migrantes con bajo nivel educativo”.
“Los inmigrantes ayudan a cubrir las carencias de cualificación y contribuyen a la economía de los países de acogida, por esto una buena integración es vital”.
Acá el secretario general de la Ocde, Mathias Cormann, explicó que es fundamental que se implementen políticas de integración, teniendo en cuenta que “muchos países de acogida se han enfrentado en los últimos años a una importante escasez de mano de obra en una amplia gama de ocupaciones y sectores. De esta manera, una buena acogida permitiría que los inmigrantes ayudan a cubrir las carencias de cualificación y contribuyan de esta manera a la economía”.
Un punto crítico que guarda relación es que los inmigrantes no estarían, en su mayoría, accediendo a empleos calificados, por lo que suelen experimentar inseguridad laboral y tener ingresos más bajos que los nativos, lo que termina influyendo en la calidad de vida.
De esta manera, el informe resalta que aún hay aspectos que no mejoran pues se evidencian ingresos familiares más bajos, condiciones de vivienda más deficientes y un acceso limitado a la atención médica.
Esto, según la Ocde, se ha visto en países como Colombia, que es una de las naciones con mayores disparidades debido al aumento en más de 20% del flujo, especialmente de inmigrantes humanitarios procedentes de Venezuela, donde se evidencia “hacinamiento de viviendas entre inmigrantes y personas nacidas en el país.
Más de una sexta parte de los inmigrantes en Colombia viven en viviendas superpobladas, 70% más que las de los nativos de la UE. Además, el ingreso familiar promedio de los inmigrantes en Colombia es inferior al 86% del de los nacidos en el país”.
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