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Johnson ha acusado a la UE de ser demasiado onerosa al exigir controles fronterizos excesivos sobre los alimentos que cruzan la frontera
El Reino Unido se dirige a otra ronda de disputas con la Unión Europea sobre su futuro posterior al Brexit, con el gobierno de Boris Johnson preparándose para establecer demandas clave sobre Irlanda del Norte y las dos partes en desacuerdo sobre el estado de Gibraltar.
Los ministros anunciarán el miércoles en el Parlamento cómo quieren reformar el llamado protocolo de Irlanda del Norte, la parte del tratado de divorcio Brexit que buscaba evitar una frontera dura en la isla de Irlanda. Es casi seguro que el paso antagonizará a la UE, que ha dicho que el acuerdo no se puede reescribir.
La medida británica se produce un día después de que el secretario de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, arremetiera contra el plan de la UE para un acuerdo posterior al Brexit para Gibraltar, acusando al bloque de intentar socavar la "soberanía" del Reino Unido sobre el territorio. Al mismo tiempo, el gobierno de Johnson está tratando de persuadir a Francia para que haga más para evitar que los migrantes intenten cruzar el Canal de la Mancha.
El Reino Unido y la UE han estado atrapados en una serie de argumentos desde que Gran Bretaña completó su separación del bloque político a principios de año. Pero la declaración sobre Irlanda del Norte amenaza con elevar las tensiones a un nuevo nivel.
Spat comercial
El gobierno británico culpa al protocolo de Irlanda del Norte, que creó una frontera comercial efectiva entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido, por causar una perturbación económica significativa, lo que desencadenó disputas sobre temas que van desde el acceso a medicamentos y el movimiento de carnes refrigeradas.
Johnson ha acusado a la UE de ser demasiado onerosa al exigir controles fronterizos excesivos sobre los alimentos que cruzan desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte, que permanece en el mercado único de la UE. El bloque responde que el Reino Unido está retrocediendo en los compromisos asumidos en un tratado internacional jurídicamente vinculante.
Según el Financial Times, el gobierno esbozará un plan para eliminar la mayoría de los controles y advertirá que el Reino Unido podría invocar el Artículo 16, un disparador de emergencia que permite a cualquiera de las partes suspender partes del acuerdo, si la UE no cede. La oficina de Johnson se negó a comentar.
'Ruptura'
La implementación del protocolo "está causando una interrupción significativa para la gente de Irlanda del Norte", dijo un portavoz de Johnson en un comunicado el martes, luego de una reunión entre el primer ministro y su homólogo irlandés Micheal Martin. "La UE debe mostrar pragmatismo y es necesario encontrar soluciones para abordar los graves desafíos que han surgido".
La presión empresarial también se está acumulando sobre Johnson para encontrar una solución. Marks & Spencer Group Plc dijo que una quinta parte de sus productos no llegan a la República de Irlanda debido a la burocracia "bizantina, inútil y honestamente mezquina" que siguió a la salida de Gran Bretaña de la UE.
M&S, uno de los minoristas más grandes del Reino Unido que opera en toda Irlanda, ha recortado 800 líneas de productos que "se han vuelto impracticables de entregar", escribió el presidente Archie Norman en una carta al ministro del Brexit, David Frost.
Advirtió que, a menos que se encuentre una solución viable para el 1 de octubre, los consumidores de Irlanda del Norte podrían enfrentarse a la misma falta de opciones que sus contrapartes al sur de la frontera. También es probable que los precios suban, dijo.
Pelea de Gibraltar
Mientras tanto, Raab se reunirá con su homólogo español, José Manuel Albares, en Londres el miércoles. El canciller británico criticó el martes el proyecto de mandato de la Comisión Europea para las negociaciones sobre Gibraltar, acusando al bloque de intentar socavar la "soberanía" del Reino Unido sobre el territorio en el extremo sur de España.
La cuestión de la futura relación de Gibraltar con la UE está plagada de tensiones políticas. El territorio ha estado bajo control británico desde 1713, pero España lo disputa. Pedro Sánchez, el primer ministro español, ha intentado anteriormente utilizar el Brexit como una forma de aumentar la presión para las conversaciones sobre la futura soberanía del Territorio Británico de Ultramar.
España y Reino Unido sellaron un acuerdo de última hora el 31 de diciembre para evitar controles más estrictos sobre el movimiento de personas y mercancías al territorio.
La migración es otro tema espinoso entre el Reino Unido y sus vecinos europeos, y una vez más domina las portadas de los periódicos británicos. El gobierno de Johnson acordó pagar más de 54 millones de libras (US$74 millones) a Francia para que pueda duplicar el número de agentes de la ley en las playas francesas que intentan detener a los migrantes que cruzan el Canal de la Mancha.
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