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Dos grupos editoriales con hasta más de dos siglos de historia cerraron revistas académicas y científicas tras reportar fraudes en miles de artículos publicados
Los editores de revistas científicas en todo el mundo han sido inundados con estudios fraudulentos, lo que ha llevado a miles de retractaciones y pérdidas de ingresos millonarias.
The Wall Street Journal denunció el caso de la editorial Wiley, con 217 años de antigüedad y con sede en Hoboken, Nueva Jersey, la cual cerró 19 revistas debido al fraude de investigación.
En los últimos dos años, Wiley ha retractado más de 11.300 artículos comprometidos y cerrado cuatro revistas por ese problema. Otros editores también han tenido que retractarse de cientos de publicaciones sospechosas.
Aunque este fraude representa solo una pequeña fracción de los envíos a revistas, amenaza la credibilidad de la industria editorial académica, valorada en casi US$30.000 millones al año según WSJ, así como la credibilidad de varios estudiosos.
Y el de Wiley no es el único caso. Casi 900 artículos fraudulentos en 2022 en IOP Publishing marcaron un punto de inflexión para la organización sin fines de lucro.
Las fuentes de la “ciencia falsa”, como le llaman algunos son las “fábricas de papel”, entidades que, por un precio, incluyen a científicos como autores de artículos fabricados, según la investigación de WSJ. Estas fábricas a menudo envían los trabajos a publicaciones menos prestigiosas que podrían no someterse a una revisión tan rigurosa.
Los científicos enfrentan presiones para publicar en revistas revisadas por pares, a veces como requisito para recibir subvenciones o para avanzar en sus carreras.Esto puede motivar a algunas personas a engañar al sistema. Además, muchas revistas cobran tarifas a los autores por publicar en ellas.
Los artículos fraudulentos suelen aparecer en lotes dentro de una editorial o revista, y algunos estafadores incluso se hacen pasar por académicos para obtener puestos como editores invitados. Las fábricas de papel se promocionan en redes sociales como Telegram o Facebook, ofreciendo sus servicios a cambio de tarifas que van desde US$50 hasta US$8.500.
Para Wiley, que gestiona más de 2.000 publicaciones periódicas, la problemática emergió hace dos años, poco después de su adquisición de Hindawi, una compañía egipcia fundada en 1997, que englobaba unas 250 revistas.
En 2022, apenas un año después de la transacción, los observadores científicos en línea detectaron irregularidades en múltiples investigaciones de revistas pertenecientes a Hindawi. Los documentos científicos habitualmente contienen referencias que reconocen trabajos anteriores relevantes para la investigación, sin embargo, los documentos sospechosos exhibían listas de referencias irrelevantes.
Algunos trabajos presentaban pasajes técnicos que parecían ser introducidos de manera abrupta, lo que el experto llamó un “montaje de jerga técnica generada por IA”. Todos los correos de contacto, casi idénticos, en un conjunto de estudios, estaban asociados a una universidad en China, donde pocos o ninguno de los autores tenían base. Daba la impresión de que todos provenían de una misma fuente.
La magnitud del problema de las papeleras ha quedado al descubierto gracias a miembros de la comunidad científica que, por su cuenta, han recopiladopatrones en los documentos falsificados para reconocer este fraude a escala y han desarrollado herramientas para ayudar a sacar a la superficie los trabajos.
Además, la situación podría ser aún más difícil en medio del auge de la inteligencia artificial que puede simplificar las búsquedas en internet. Algo que no hacen solo estudiantes sino ahora, al parecer cada vez más académicos.
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