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Miembros de Hezbollah asisten al funeral de Wissam Tawil, un comandante de las fuerzas de élite Radwan de Hezbollah que, según fuentes de seguridad libanesas, murió durante un ataque israelí en el sur del Líbano, en Khirbet Silem, Líbano, el 9 de enero de 2024
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Las milicias financiadas por Irán intensificaron sus acciones contra Israel desde el inicio de su guerra con el grupo palestino Hamas
Irán ha estado financiando y armando a grupos militantes en el extranjero desde poco después de la Revolución Islámica de 1979, mientras los nuevos líderes musulmanes chiítas fundamentalistas del país buscaban extender su misión al resto de la región.
Están formados por la Fuerza Quds de Irán , un ala del Cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria Islámica del país que surgió de la guerra de Irán con Irak de 1980 a 1988. Aunque Irán luchó contra las fuerzas iraquíes mejor armadas y respaldadas por Occidente hasta detenerlas, el costo económico y humano fue devastador.
Los líderes de Irán han evitado la guerra abierta desde entonces, prefiriendo la negación y las menores tasas de víctimas que ofrece el uso de operaciones encubiertas y fuerzas proxy.
El foco inicial de la estrategia de la milicia iraní estaba en el Líbano, donde respaldaba al grupo chiita Hezbollah. Hezbollah se formó en 1982 como reacción a la ocupación israelí del sur del país y se inspiró en la revolución de Irán.
Aunque Israel se retiró del Líbano en 2000, Hezbolá ha seguido atacándolo, diciendo que Israel todavía ocupa una parte del territorio libanés. Israel y Hezbollah han librado repetidas batallas, incluida una guerra en 2006.
Después del ataque de Hamás del 7 de octubre que desencadenó la última guerra de ese grupo con Israel, Hezbollah comenzó a lanzar ataques con misiles, morteros y cohetes contra el norte de Israel en solidaridad con el grupo palestino.
Al igual que Hamás, Estados Unidos designa a Hezbolá como organización terrorista. Se cree que el grupo estuvo detrás de una serie de ataques importantes contra objetivos estadounidenses en la década de 1980.
Las autoridades de Argentina culparon a Hezbollah de dos atentados con bombas en Buenos Aires, uno en la embajada de Israel que mató a 29 personas en 1992, el otro en un centro comunitario judío que mató a 85 personas dos años después. Estados Unidos e Israel dicen que Irán estuvo detrás de los atentados.
La Fuerza Quds fue diseñada, dijo el Líder Supremo de Irán Ali Jamenei en 1990, para “establecer células populares de Hezbolá en todo el mundo”. La expresión más reciente de esa política es la elevación por parte de Irán de los rebeldes hutíes de Yemen.
Los hutíes, seguidores de la rama zaidí del islam chií, controlan el noroeste de Yemen desde que estalló la guerra civil en 2014. Las armas, el entrenamiento y la inteligencia iraníes les han permitido mejorar significativamente sus capacidades militares.
En solidaridad con Hamás, han intentado atacar a Israel con misiles y drones y han lanzado repetidos ataques contra barcos que navegan por el Mar Rojo, perturbando el comercio mundial.
La política de Irán de respaldar a militantes en otros países se expandió dramáticamente después de la invasión de Irak encabezada por Estados Unidos en 2003, que trajo alrededor de 150.000 tropas estadounidenses a la frontera de Irán, así como una oportunidad largamente buscada de dominar Irak, que alguna vez fue parte del Imperio Persa en lo que hoy es Irán, a través de la recién fortalecida mayoría chiita del país.
Los Guardias Revolucionarios comenzaron a organizar y armar a las milicias chiítas con bombas al borde de las carreteras y otros equipos para atacar a las fuerzas estadounidenses en Irak, con el objetivo de expulsarlas.
El respaldo de Irán a las milicias chiítas en Irak salió a la luz en 2014, cuando el gobierno iraquí las respaldó formalmente como un medio para luchar contra los extremistas del Estado Islámico, bajo la designación general de Fuerzas de Movilización Popular. Su potencia de fuego y su prominencia dieron a Irán influencia para moldear los gobiernos iraquíes.
En Siria, Irán intervino para preservar a su único aliado estatal, Bashar Al-Assad, contra lo que comenzó en 2011 como una rebelión popular, principalmente entre la población mayoritariamente sunita de su país.
No dispuesto a comprometer un gran número de sus propias tropas, Irán reclutó a Hezbollah y milicias de Irak, así como a chiítas de Afganistán y Pakistán para luchar en Siria. Aunque requirió la ayuda de Rusia, la política logró salvar a Assad y asegurar una ruta terrestre para los suministros militares iraníes, desde Teherán al Líbano.
Después de que comenzó la guerra entre Israel y Hamas, una organización coordinadora de milicias chiítas respaldadas por Irán en Irak y Siria, autodenominada Resistencia Islámica, comenzó a atribuirse el mérito de los ataques contra las fuerzas estadounidenses en esos dos países y en Jordania.
Los ataques disminuyeron después de que Estados Unidos lanzara importantes ataques de represalia en febrero, incluso contra objetivos vinculados a la Guardia Revolucionaria.
Después del 7 de octubre, Israel intensificó los ataques contra las milicias respaldadas por Irán en Siria después de que se acercaran a la frontera israelí. El ataque del 1 de abril en Damasco fue sólo el último ataque mortal de los últimos meses contra la Guardia Revolucionaria en Siria del que Irán atribuyó a Israel.
El grado de control que Irán ejerce sobre las milicias que apoya varía. En un extremo está Kataib Hezbollah de Irak , un componente de la Resistencia Islámica, que se cree que funciona como una entidad bajo el mando directo de Irán.
En el medio está un aliado ideológico como Hezbollah, que perseguiría objetivos comunes incluso si Irán perdiera interés. En el otro extremo está Hamás, que a diferencia de otros grupos está formado por musulmanes suníes y no chiítas. Hamás es un socio de conveniencia que se alineará con Irán sólo mientras eso sirva a sus intereses financieros y políticos.
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