MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Sede del Banco de España.
El país está mostrando un ritmo de crecimiento robusto que contrasta con el de sus pares de la eurozona, que despidió 2024 con alza global del PIB de 3,2%
El supervisor mejora en dos décimas su pronóstico para este año por el efecto arrastre de 2024 y las buenas perspectivas sobre el consumo privado, pero advierte de que, ante el fuerte aumento de las tensiones geopolíticas y comerciales, no debe descartarse la posibilidad de "correcciones bruscas" en los mercados internacionales que dañarían el crecimiento global.
España vive en una suerte de oasis macroeconómico, mostrando un ritmo de crecimiento robusto que sorprende y contrasta con el de sus pares de la eurozona, que en el cuarto trimestre del año pasado apenas crecieron 0,2% frente a 0,8% que lo hizo España, que despidió 2024 con alza global del PIB de 3,2% frente a 0,9% del conjunto del bloque del euro.
Este buen comportamiento plantó la semilla para un efecto arrastre positivo más que notable de cara a 2025, tal como avanzó en su día el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que situó en 1,2 puntos porcentuales "el punto de partida de crecimiento" para este año. Esta inercia favorable y la mejora de las perspectivas sobre el consumo privado, gracias a la fortaleza del mercado laboral y, por ende, al mayor dinamismo de las rentas de los hogares, y sobre la inversión han llevado este martes al Banco de España a revisar al alza su pronóstico de crecimiento para 2025, que ha elevado a 2,7%, dos décimas más que en su informe anterior, de diciembre, aunque mantiene en 1,9% su proyección para 2026.
Es el pronóstico más optimista hasta la fecha, superando con holgura 2,3% que vaticinan el FMI o la Ocde; 2,5% que auguran la Airef o CaixaBank, e incluso 2,6% que defiende el Gobierno tras haber actualizado su cuadro macro a principios de febrero. Así lo recoge el último informe trimestral de proyecciones macroeconómicas del Banco de España, que muestra un salto cuantitativo importante respecto a las predicciones efectuadas hace justo un año, cuando preveía un crecimiento del PIB de 1,9% para 2025, ocho décimas menos que ahora. El supervisor ofrece también una estimación para 2027, año en el que el PIB crecería 1,7%, corroborando así la curva descendente que se perfila en este trienio, en el que la economía iría de más a menos.
De momento, el motor de la economía española ha arrancado en 2025 con un vigor similar al de trimestres anteriores. De hecho, la institución que gobierna José Luis Escrivá desde septiembre pasado prevé que entre enero y marzo el PIB crezca entre 0,6% y 0,7%, frente a 0,2% que el BCE estima para el conjunto de la eurozona. Sin embargo, pese a la revisión al alza, fruto en parte del efecto arrastre de 2024, el supervisor advierte de que sus proyecciones para la economía española, "al igual que las previstas para la economía mundial y europea, están sometidas a una extraordinaria incertidumbre y presentan riesgos a la baja en términos de crecimiento económico". De hecho, vaticina "una ligera desaceleración en el ritmo de avance del PIB en los próximos trimestres".
El Banco de España advierte de que sus pronósticos "no incorporan explícitamente el posible impacto adverso sobre la actividad de los mayores niveles de incertidumbre y de tensiones geopolíticas que se vienen observando a escala global en los últimos meses". Tampoco contempla el aumento de aranceles anunciado por la Administración Trump a México, Canadá y la UE, ni los efectos de la posible flexibilización de las reglas fiscales europeas para disparar el gasto en defensa ante la amenaza de EE.UU.de dejar a su suerte al continente europeo frente a la amenaza rusa. No obstante, el supervisor admite que "la evidencia histórica sugiere que estas tensiones y creciente incertidumbre podrían tener un significativo efecto adverso sobre la actividad".
De hecho, el Banco de España va aún más allá y, aunque señala que el escenario central que maneja el consenso de analistas sostiene, "por el momento", que el PIB mundial mantendrá "tasas de crecimiento razonablemente robustas", alerta de que "no debería descartarse la posibilidad de que lleguen a producirse correcciones bruscas en la valoración de los activos financieros en los mercados internacionales, lo cual podría repercutir de forma muy adversa sobre el crecimiento económico y la confianza de los agentes".
Con este complejo y nebuloso telón de fondo, emerge de nuevo el fantasma de la crisis de la inflacionaria de los últimos años, incendio que podría reavivarse si Trump sigue adelante con su declarada guerra comercial global. De momento, el Banco de España ha revisado al alza de forma significativa su pronóstico de inflación, que ahora sitúa en 2,5%, cuatro décimas más que en su informe anterior, por efecto, fundamentalmente, de la subida de los precios energéticos en el arranque del año "y a que la senda futura prevista para los mismos es más elevada que la contemplada hace tres meses". El repunte inflacionario hubiera sido aún mayor de no ser por la extensión hasta el mes de junio de algunas medidas públicas de estímulo, como las subvenciones al transporte público, que actúan de freno. Y todo ello en un contexto en el que "se aprecian algunas señales de estancamiento en el proceso de desinflación a escala global".
En este escenario, será la demanda nacional la que tire del crecimiento este año, capitaneada por el consumo privado que, espoleado por la mejora de las rentas de los hogares, crecerá 3,3%, y en menor medida por el público, que lo hará a tasas de 2,2%, ya que la demanda exterior restará crecimiento (caerá 0,2%) por efecto del mayor crecimiento de las importaciones respecto a las exportaciones (4% frente a 2,9% esperado para las ventas a terceros países).
También confía en un repunte significativo de la inversión tras el inesperado acelerón de la inversión productiva en el cuarto trimestre del año pasado, con un avance de 3% este año, casi el triple que en 2024. A este respecto, los indicadores cualitativos que maneja la institución apuntan a que ese proceso de recuperación habría proseguido en el primer trimestre de este año, "pero a un ritmo más moderado". De hecho, advierte de que, a pesar de inesperado repunte reciente, la inversión privada "muestra una senda de recuperación particularmente débil".
Además, la institución se pregunta hasta qué punto la actividad económica española puede seguir manteniendo un ritmo de crecimiento sensiblemente superior al de dos de sus principales socios comerciales, Francia y Alemania. En este sentido, avisa de que ese desacoplamiento podría reducirse en el futuro "si las exportaciones españolas al área euro volvieran a responder a la actividad de nuestros socios comerciales en una magnitud similar a la observada históricamente". En ese caso, el crecimiento de la economía española "podría ser inferior al proyectado".
Tras el impacto de la dana en el déficit, que según el supervisor se situó en el entorno de 3,4% del PIB en 2024, por encima de lo que marcan las reglas fiscales, y a falta de ver cómo se sustancia ese posible incremento del gasto en defensa, el Banco de España prevé una mejora significativa del desfase entre ingresos y gastos, que este año bajaría hasta 2,8%, en un contexto en el que los ingresos públicos crecen a mayor ritmo que los gastos gracias al dinamismo de la actividad económica y de las rentas de los hogares, lo que a la postre se traduce en mayor recaudación. Gracias al crecimiento económico, el peso relativo de la deuda pública sobre el PIB bajaría en 2025 hasta 101,3%, cinco décimas menos que en 2024, aunque no bajaría de 100% en todo el horizonte de proyección.
Las perspectivas también son positivas para el empleo, que seguirá haciendo gala de su resiliencia, creciendo en el próximo trienio, "aunque con un vigor inferior al de los últimos trimestre". Así, la institución prevé que la tasa de paro adelgace a 10,5% este año, frente a 11,3% de 2024, pero no será hasta 2027 cuando baje del doble dígito y se sitúe en 9,5%.
La negociación ocurre mientras Changpeng Zhao, fundador de la empresa, busca un indulto tras haberse declarado culpable en 2023 de violar normas de lavado de dinero
Un consorcio que incluye al cofundador de STG Partners, Bill Chisholm, ha surgido como postor para los Boston Celtics de la NBA, según personas con conocimiento del asunto
Carlos Tejada, gerente general adjunto de Cosco Shipping, se inclinó por las ventajas que conllevaría la delimitación de una zona económica