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LABORAL

Un país sin ahorro no construye futuro

martes, 20 de noviembre de 2018

Ahorro pensional ha permitido que economía crezca 0,58 pp más.

Jorge Llano

Uno de los elementos que impacta el funcionamiento de una economía es su nivel de ahorro. El ahorro nacional es la base para lograr un nivel óptimo de inversión, y por tanto es principal motor de una economía. Es aún más relevante cuando hablamos de ahorro de largo plazo que se transforma en inversión de proyectos ambiciosos cuyo efecto sobre el capital disponible aumenta la producción de un país. En el caso de Colombia es importante recordar que su nivel de ahorro aun es bajo, lo que ha impedido un mayor desarrollo. De ahí la importancia de promover productos financieros para incentivar el ahorro de largo plazo.

Para materializar este objetivo de política pública, los fondos de pensiones obligatorias, los fondos de pensiones voluntarias, y las cuentas AFC se constituyen en un perfecto aliado al canalizar el ahorro de los colombianos hacia inversiones de largo plazo (pensiones o vivienda). Esto no solo genera réditos para el país; sino también para quienes ahorran pues han podido recibir los rendimientos y valorizaciones de sus activos gracias a las buenas inversiones realizadas.

Por ejemplo, como resultado de la Ley 100 de 1993, los afiliados a los fondos de pensiones obligatorios tienen ahorrado para su vejez $236 billones, con una rentabilidad histórica superior a 8% en términos reales. Esto se ha traducido en más ahorro nacional, que el año pasado fue cercano a 19% del PIB, de los cuales 5 p.p. se dieron por los rendimientos del ahorro obligatorio a pensiones. A su vez, este ahorro ha permitido que, desde la creación de los fondos de pensiones, el país crezca, en promedio, 0,58 p.p. más de forma constante cada año, lo que se traduce en mayores ingresos, mayor bienestar y menos población en la pobreza.

Ahora, sobre el ahorro en pensiones voluntarias, hoy existen 910.000 afiliados con un ahorro de más de $20,5 billones (2% del PIB), cifra que, aunque es importante, todavía resulta muy baja frente a otros países que han incentivado fuertemente este tipo de ahorro. De ahí que uno de los grandes retos sea apalancar el ahorro privado con las herramientas disponibles.

En este momento se está discutiendo una nueva ley de financiamiento, y se abrirá la discusión, según ha dicho el Gobierno, a una reforma pensional. Es importante que en las dos se estudien los efectos que cada una puede tener sobre el ahorro, qué incentivos existen y cómo podemos aumentar esos recursos.

La ley de financiamiento es una gran reforma con objetivos claros y necesarios para el crecimiento de nuestra economía; por ejemplo, es urgente simplificar el estatuto tributario, que la declaración de renta no sea un dolor de cabeza, que se haga una estructura más plana del IVA con devolución a los más vulnerables, y que se creen mejores condiciones para generar más empresas y más trabajo formal. Ahora bien, como toda reforma tiene unos elementos que pueden ser susceptibles de mejora. Por ejemplo, incentivar el ahorro privado a través de pensiones voluntarias, aportes voluntarios a pensiones obligatorias y cuentas AFC; pero tal y como quedó en la primera versión del proyecto de ley, desaparecen estos incentivos. De ahí la necesidad de un análisis profundo para que la reforma no afecte una fuente de crecimiento como el ahorro de largo plazo.

Por otra parte, próximamente veremos el debate de una reforma pensional y desde ya aparecen sobre la mesa ideas irresponsables que eliminan el ahorro pensional para cerrar el déficit actual de pensiones públicas. De ahí que se ponga lupa a estas propuestas pues con certeza podemos decir, tal y como se ha visto en la mayoría de países con bajos niveles de ahorro (por ejemplo Grecia), que un sistema pensional que no ahorra (puede ser ahorro de los trabajadores como el que se administra en los fondos de pensiones o ahorro público como Fonpet), con total seguridad va a entrar en crisis.

Por eso, hay que tener claros los objetivos de ambas reformas: la ley de financiamiento busca un estatuto tributario más estable, equitativo, y con incentivos para un crecimiento económico más elevado, mientras que una reforma pensional debe aumentar la cobertura, ser más equitativa y ser sostenible a lo largo del tiempo. Estos objetivos se logran a través del ahorro de largo plazo, por eso tenemos que cuidar y fomentar los mecanismos que lleven al ahorro, un activo fundamental para la construcción de futuro.

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