Los retos económicos que vienen en 2025

Antioquia, una región históricamente conocida por su dinamismo económico, enfrenta una serie de retos que amenazan su crecimiento sostenible. A pesar de un crecimiento promedio superior al del resto del país, con una participación de 14,7% en el PIB nacional el año pasado, la economía antioqueña aún enfrenta desafíos significativos.

Uno de los mayores problemas es el desempleo, especialmente entre las mujeres jóvenes. Aunque Antioquia tiene una tasa de formalidad laboral de 45,8%, superando la media nacional de 38,8%, el desempleo femenino en la región es de 34,6%, comparado con el promedio de 22,4% en el resto del país. Esta disparidad subraya la necesidad de políticas más inclusivas y programas de capacitación específicos para este grupo.

Además, la economía de Antioquia está altamente concentrada en ciertas áreas geográficas y sectores económicos. Aproximadamente 75% de la actividad económica se concentra en el Valle de Aburrá y Oriente, con sectores como el comercio y transporte (17,6%) y la industria manufacturera (14,4%) dominando el panorama, según la Gobernación de Antioquia. Esta concentración genera vulnerabilidades ante cambios económicos y limita el desarrollo de otras regiones y sectores.

La desigualdad también sigue siendo un problema persistente. Aunque el coeficiente Gini ha disminuido en los últimos 10 años, indicando una reducción en la concentración de ingresos, la brecha entre ricos y pobres sigue siendo significativa. La pandemia exacerbó esta situación, y aunque se ha visto una recuperación económica, la desigualdad sigue siendo un desafío importante.

Otro reto es la necesidad de diversificar la economía. La dependencia de sectores tradicionales como la manufactura y el comercio hace que la economía sea vulnerable a cambios en la demanda global y a la competencia internacional. La inversión en tecnología y la promoción de sectores emergentes como el turismo y las energías renovables podrían ser claves para una economía más resiliente.

La reforma pensional también ha sido un tema controversial. Aunque ha habido avances en la sostenibilidad del sistema de pensiones, aún existen preocupaciones sobre la equidad y la capacidad de cubrir las necesidades de una población envejecida. La falta de una reforma integral y progresista podría poner en riesgo la estabilidad económica a largo plazo.

Finalmente, la infraestructura y la conectividad siguen siendo áreas críticas que necesitan atención, especialmente luego de la iniciativa del gobernador de “La Vaca” para tener recursos departamentales. La inversión en infraestructura de transporte y comunicaciones es esencial para mejorar la competitividad de Antioquia y facilitar el acceso a mercados más amplios. Sin una infraestructura adecuada, la región podría perder su ventaja competitiva.

Aunque Antioquia ha mostrado un crecimiento económico positivo y una recuperación notable tras la pandemia, los retos que enfrenta son significativos y requieren atención urgente. La región necesita políticas inclusivas, diversificación económica y una inversión continua en infraestructura para asegurar un futuro próspero y equitativo.