Solla invierte US$60 millones y quiere producir en el exterior

La primera acaba de concretarla al suscribir una alianza con aporte de capital con la empresa santadereana Distraves, y la segunda está en fase de exploración, según reveló Mauricio Campillo Orozco, presidente de la organización.

¿Cuándo se trazó la mega y a qué le apuesta?

Desde el año 2009, Solla inició un proceso de transformación en el que se definió la mega, que también contempla elevar los ingresos a 1.500 millones de dólares en 2017 y mejorar el Ebitda y gran parte de eso será producto de la entrada a los nuevos negocios de valor agregado, entre ellos la alianza con Distraves y la genética porcina.

¿Cómo llega Solla a la alianza con Distraves?

La idea es que la empresa no solo se dedicara al tema de nutrición, en la parte de formulación, sino que incursionara hasta la parte final de la cadena, específicamente en el tema de pollo de engorde. Hasta 2009, un porcentaje muy importante de las ventas estaba representado en el sector avícola y para avanzar en nuestra iniciativa había que prepararnos internamente en productividad. Lo que estaba claro era que queríamos entrar con compañías que tuviesen una dinámica de llegada directa al mercado, lo que implicaba que tuviese puntos de venta o una comercialización y que no dependiéramos de muchos canales de distribución para llegar al consumidor, y encontramos que la mejor alternativa era Distraves.

¿Qué le agrega esta empresa a la organización?

Esa es una compañía que tiene cerca de 2.000 empleados, una facturación cercana a los 250 mil millones de pesos al año y 100 puntos de venta en todo el país. También tiene el portafolio Delichicks, de más de 120 productos listos para el consumo. Así que al grupo Solla le llega una nueva marca y una empresa procesadora y comercializadora de pollo.

Entendiendo que en el negocio hay grandes competidores, ¿qué metas se definieron para Distraves?

Más que compararnos con la competencia, estamos construyendo un vehículo que cree confianza a otros actores del sector de pollo de engorde, que nos permita seguir integrando empresas del negocio a lo que estamos dispuestos y escuchando, de hecho ya otras firmas se nos han acercado.

¿Y la posibilidad de establecer plantas en el exterior?

Nuestro objetivo es que podamos pensar en una presencia productiva por fuera de Colombia.

¿Sería vía adquisición?

A mí me gusta pensar en alianzas estratégicas, porque ellas te traen conocimiento y somos conscientes de que aunque hemos trabajado con clientes grandes en todos los sectores, el desarrollo principal lo hemos hecho vía alianzas estratégicas. Uno va incursionando y la idea es que sea un país con buen mercado y riesgo igual o mejor que el de Colombia.

Pero, ¿hay algo definido?

Hay mercados atractivos que crecen, por ejemplo, República Dominicana, Costa Rica y Panamá, es decir, hay oportunidades. Ya tenemos dos identificados pero no podemos comentar más porque apenas estamos en conversaciones.

¿Cuál es la presencia de Solla en el exterior?

Hoy exporta a Panamá, Perú, Centroamérica y el Caribe. La presencia ahora es vía exportaciones y venimos creciendo lentamente.

¿A qué otros logros condujo la transformación?

De ese plan se derivó la reconversión fabril que nos permitió aumentar en 200 por ciento la producción. Por ejemplo, crecimos 250 por ciento la capacidad productiva de la planta de Buga (Valle), que es la más grande de la compañía. También se reconvirtió la de Bello, donde se liberó el 33 por ciento del predio para hacer un intercambio vial, y donde se aumentó la capacidad de almacenamiento. Acometimos la reconversión de la planta de Mosquera (Cundinamarca), que nos permitió incrementar nuestra capacidad en un 200 por ciento, y en Girón (Santander), vamos a tener otros desarrollos.

¿Qué inversión demandó esa reconversión?

La reconversión fabril, que iniciamos en 2010, alcanza los 25 millones de dólares, pero también adelantamos la reconversión de sistemas de información, de inteligencia de negocios y emprendimos la transformación educativa del personal lo que suma unos 60 millones de dólares, sin contar el aporte de capital a Distraves que no se puede revelar.

¿Cómo se mantiene vigente una empresa que está a punto de cumplir 65 años?

Con nuevos desarrollos. Tenemos inversiones muy fuertes en innovación que recientemente nos permitió lanzar la línea Nutrecat, las arenas de gatos, los snacks para mascotas y los enlatados, con lo que alcanzamos unas 250 referencias dirigidas a las actividades de acuicultura, ganadería, avicultura y porcicultura, y en camino tenemos doce nuevos productos. Hemos desarrollado unas 65 ideas, algunas en validación, que requerirían recursos por 150 millones de dólares. Además, tenemos proyectos para usar productos alternativos en generación de energía, hemos reconvertido algunas plantas a gas y calderas que funcionan con materia orgánica.

¿Cuáles han sido las bondades de los Tratados de Libre Comercio (TLC)?

Del TLC con Estados Unidos no hemos visto todavía el beneficio completo, que era importar granos, maíz y soya. A pesar del contingente que había casi no se importó, porque el precio del sur del continente (Argentina), ha estado más favorable. Esas ventajas se verán cuando ellos tengan suficiente producción, dado que se han visto afectados por el clima y por la alta volatilidad de los precios.

¿Qué expectativas le generan los diálogos de paz?

Desde los deseos queremos la paz, y hay que recordar que un porcentaje importante del Producto Interno Bruto (PIB) se destinan a la guerra y si eso se pudiera destinar a los temas sociales y de transformación del tejido social colombiano, a educación, salud, tendríamos un país diferente. No pensamos que lleguemos a vivir como en Finlandia o Suecia, pero la paz nos permitiría darles una destinación diferente a esos recursos, porque tenemos mucho por hacer, como en infraestructura, por ejemplo.