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La comparación del canal público chino (CCTV) era contundente: al fin y al cabo, aseguraban la semana pasada en un reportaje, un café con leche de tamaño medio cuesta en el gigante asiático más que en Londres, Chicago o Mumbai.
Este reportaje había venido precedido durante los días anteriores por las críticas que otros tres medios oficiales habían vertido contra “sus ganancias excesivas”. Y uno de ellos era Xinhua, la principal agencia de noticias, lo que significaba que el mensaje iba a llegar a todos los rincones del país.
Una de las evidencias con las que se pretendía demostrar que nadaban en dinero a costa de los consumidores chinos eran los abultados márgenes de la firma aliforniana.
Según CCTV, durante el segundo trimestre la región de Asia-Pacífico había arrojado para Starbucks “unos márgenes del 32% frente al 21% en Estados Unidos y menos del 2% en Europa, Oriente Medio y África” John Culver, el ejecutivo que dirige el área de la multinacional estadounidense que afecta al gigante asiático, apostó por quitar hierro a la situación concediéndole una entrevista al Financial Times el martes en la que descartaba la necesidad de "un viaje especial a China”. Pero el mismo día que se publicó la entrevista con Culver, Starbucks se vio forzada a dar una explicación por escrito en la que exponía que los costes de sus franquicias en la segunda economía mundial no figuraban en los resultados del segundo trimestre y que por eso mismo sus márgenes debían ser menores.
Además, señaló su director de comunicación en China en una entrevista posterior, los precios del servicio en las tiendas se determinaban teniendo en cuenta muchos factores como “los costes labores, los del equipo, los alquileres, las tasas de la aduana y el propio café”. Malos precedentes Los ejecutivos de Starbucks sabían que ésta no era la primera vez que una multinacional occidental recibía duras críticas por parte de medios ligados al poder y debido o bien al alto precio de sus productos o a un servicio al cliente que se consideraba lamentable. Sus famosos vecinos en Cupertino, por ejemplo, ya habían pasado por ello.
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Desde el gremio dijeron también que la implementación de este proyecto agravaría la situación debido a la baja competitividad del país