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El propósito es que sean los gremios, asociaciones e incluso las Dignidades Agropecuarias las que se encarguen de comprar y distribuir directamente los fertilizantes y plaguicidas en todas las regiones del país y los distribuyan entre los campesinos agremiados en sus sectores.
La Bolsa Mercantil de Colombia será la encargada de facilitar el intercambio entre los compradores y las casas productoras de agroinsumos. Las compañías comisionistas, adscritas a la BMC, agruparán a los productores interesados en adquirir los agroinsumos con el fin de establecer un mayor volumen de demanda.
Los precios de compraventa se determinarán a través del sistema de subasta holandesa en el cual el precio del producto se reduce gradualmente hasta que se establece un nivel de compra.
El Banco Agrario será la entidad encargada de garantizar la financiación, por lo que ha estado ajustando los cupos y perfeccionando las políticas de asignación de tarjeta de crédito con el objetivo de facilitar su masificación.
Asimismo, los productores podrán hacer uso de la tarjeta del Banco Agrario de Agroinsumos, lanzada recientemente por el Gobierno, cuyo interés es 50% más bajo del resto del sistema financiero, no tiene cuota de manejo y cuenta con plazos hasta de un año, que se ajustan al ciclo productivo.
Los comisionistas de bolsa dispondrán de datáfonos y llegarán a todas las regiones del país para facilitar las operaciones.
El ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde, aseguró que “si logramos un gran acuerdo: gremios, asociaciones y sector financiero gubernamental para llegar directo al campesino, nos vamos a evitar toda esa excesiva intermediación que en oportunidades crece el valor de los productos entre un 25 y 35%”.
El funcionario destacó que con el nuevo esquema se lograrán precios más competitivos, derivados de un mayor poder de negociación al realizar las compras de manera masiva, así como la formalización de la cartera asociada a las compras de agroinsumos.
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