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Analistas 22/06/2021

Quiebra del comercio

Simón Gaviria Muñoz
Exdirector de Planeación Nacional

La presión estructural de los gigantes de internet sobre el comercio venía con fuerza, la pandemia aceleró la alfabetización digital 10 años. Llamadas por Zoom reemplazaron viajes de negocios, Rappi la ida al supermercado. La presión forzó a 84% de las tiendas sobrevivientes a usar domicilios y medios digitales, pero muchos quebraron. Según Fenalco, solo en Bogotá-Cundinamarca se destruyó un 33% del comercio formal; el daño nacional sería mayor. Para rematar, $320.000 millones de pérdidas económicas por cuenta del paro. En este oscuro panorama, se debe repensar el privilegio tributario que gozan las plataformas digitales extranjeras -exentas de IVA en productos de bajo costo. Si por impuestos es más barato comprar extranjero por Amazon que en la tienda de barrio, el comercio nacional no tiene futuro.

En la última década, las normas del comercio internacional vienen reconociendo el ascenso del comercio electrónico. El costo y tiempo del trámite aduanero haría inviable el comercio digital de pequeños montos. Por eso, los tratados de libre comercio, incluyendo 11 firmados por Colombia, prevén una excepción arancelaria e impuestos relacionados a la importación. Lo exótico de Colombia es determinar que el IVA está cubierto por la excepción. Los tratados enmarcados en el Gatt y la OMC son explícitos en cuanto a que los impuestos internos a las ventas o el valor agregado no se cobijan con la norma.

El rango de excepción para las mercancías usualmente oscila entre US$30-US$200. La amplia excepción colombiana de US$200 cobija el grueso de las partidas arancelarias, de la canasta familiar todo cuesta menos de $750.000. Ya la excepción en 2020 equivale a $1,18 billones en mercancía. Con $829.000 millones a abril de 2021, serán $3,1 billones de mercancía exenta en 2022. El costo fiscal de no cobrar IVA es de $590.000 millones sin tener en cuenta los costos relacionados a las quiebras de comercio. Con la velocidad de la digitalización y el privilegio tributario, el hueco fiscal crece de manera exponencial.

Para que no quede duda, una directriz de la Unión Europa impuso a todo el comercio de paqueteo, independientemente del monto, el pago obligatorio de IVA desde julio 2021. En Dinamarca, país que también tenía excepción de IVA, un estudio del gobierno demuestra el riesgo de evasión técnica, fragmentar pedidos para estar inferior al monto de excepción. Por lo menos 80% de las parcelas provenientes de China son inferiores a su excepción. Esto sin considerar el subsidio implícito chino a los envíos: un paquete de una libra de Washington a Beijing cuesta US$40, pero el mismo paquete enviado desde China solo cuesta US$9,60. La cancha no está nivelada.

Puede que el privilegio tributario a las plataformas digitales extranjeras haya iniciado con buenas intenciones, pero la gotera se está volviendo una catarata. Solo el desbordado costo fiscal de las exenciones debería ser argumento suficiente, Amazon no necesita esa plata. No tiene sentido que la compra en el extranjero y el transporte sea más barata que comprar en el país solo por un privilegio tributario. Con el comercio al borde de la quiebra, mantener esa norma pareciera simple mala fe.

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