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En particular, dichos ajustes metodológicos consistieron en: i) incluir gastos unipersonales que representan ahora 10% de la canasta; ii) extensión de cobertura geográfica de 24 a 38 ciudades; iii) ajustes en niveles de ingresos al incluir grupos “vulnerables”; iv) ampliación de consumo bajo el mundo digital, siguiendo la Encuesta Nacional de Presupuestos de los Hogares; y v) adopción de la nomenclatura internacional (COICOP) con criterios de finalidad, ampliando de nueve a 12 divisiones.
En este último frente, los principales ajustes estuvieron en los rubros de alimentos y vivienda. En alimentos la ponderación bajó de 28,2% a 24,5% y se adoptaron dos divisiones: i) alimentos y bebidas no alcohólicas (con ponderación de 15,1%); y ii) restaurantes-hoteles (9,4%), donde presumimos que los precios de las comidas fuera del hogar estarán incrementando las lecturas de inflación a nivel estructural. El rubro de vivienda elevó su participación de 30,1% hacia 37,3% y también bajo dos divisiones: i) alojamiento, servicios y combustibles (una ponderación de 33,1%); y ii) muebles y artículos para el hogar (4,2%). El resto de las divisiones no presentaron mayores ajustes (ver gráfico adjunto).
Por el momento, los cálculos preliminares sugieren cierta estabilidad en la inflación core (descontando la nueva división de “alimentos y bebidas no alcohólicas”), con valores estimados en 3,6% anual en enero de 2019 (no muy diferente del 3,5% del mes anterior).
Sin embargo, el BR deberá continuar monitoreando las presiones provenientes de: i) brotes de pass-through cambiario, con una devaluación peso-dólar promedio de 10% en lo corrido de 2019, donde pronosticamos que el precio del petróleo continuaría recuperándose hacia un promedio de US$72/barril-Brent a lo largo de 2019; y ii) la inercia salarial resultante del exagerado reajuste del SML a ritmos de 6%, desbordando en 2pp lo dictado por la Regla Universal.
A nivel global, la marcada turbulencia del cierre de 2018 y las preocupaciones por la desaceleración global han llevado a la Fed a repensar su estrategia monetaria de cara al período 2019-2020. Allí la nueva “Powell-put” ha virado hacia decisiones en el “día-a-día” en función de los datos, donde seguramente solo se tendría un alza de +25pb durante 2019.
En Colombia, los indicadores líderes muestran señales de moderada recuperación. Preocupa, por ejemplo, que los ritmos de expansión del PIB-real durante el cuarto trimestre de 2018 probablemente estarán más cerca de 2,3%-2,5% que del 3% que veníamos pronosticando. Esto implicaría que el crecimiento de 2018 (como un todo) habría sido inferior al 2,7% proyectado por Anif, seguramente en el rango 2,5%-2,6%. Adicionalmente, alarma el marcado deterioro del mercado laboral, promediando el desempleo tasas de 9,7% a nivel nacional durante 2018 (+0,3pp).
Todo lo anterior ha llevado a Anif a pronosticar que la repo del BR seguramente permanecerá inalterada en su actual 4,25% durante el primer semestre de este año y tan solo realizaría dos alzas en junio y septiembre, cerrando en 4,75% 2019.
Este escenario implica una postura monetaria más laxa en Colombia respecto de la que imaginábamos hace un par de meses, cuando creíamos que se ajustarían +100pbs durante 2019. Esto debido a las frágiles señales de recuperación económica local y a la menor tracción internacional, donde el FMI revisó a la baja su pronóstico de crecimiento global de 3,7% hacia 3,5%.
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