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Analistas 26/01/2022

Navegando tormentas

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

No será 2022 un año fácil para Colombia. Durante el primer semestre estaremos enfrentando un proceso electoral que promete tener más en juego que cualquier otro, toda vez que algunos candidatos presidenciales cuestionan las bases mismas de nuestro modelo de libertades económicas. Esto por el lado político. Pero por el lado económico está el reto monetario de controlar una inflación desbordada, sin poner en riesgo una marcada reactivación. Ya son muchos quienes pronostican que el Banco de la República subirá la tasa de referencia por lo menos 50 puntos esta semana. Habrá que esperar que esta movida y otras subidas adicionales que se vendrán, no minen la confianza empresarial, que cerró ya en diciembre con una leve caída.

Donde se centran más incertidumbres, sin embargo, son en el plano internacional. La posibilidad de guerra entre grandes potencias en Europa por la amenaza de invasión a Ucrania por parte de Rusia es una coyuntura sin precedentes en la historia reciente. Solo a raíz de esa situación los mercados mundiales se tiñeron de rojo el lunes, con la notable excepción de Estados Unidos. También aportó combustible a esta volatilidad, el reciente dato de inflación de 7% en este país, lo que asegura una fuerte reacción de política monetaria contraccionista por parte de la Reserva Federal, impactando hacia el alza el valor del dólar.

Por el lado de Asia, también se presentan nubarrones. No solo está la amenaza latente de una invasión china a Taiwán, sino también las tensiones existentes en el Medio Oriente por el programa nuclear iraní, y los recientes ataques con drones y misiles a depósitos de combustible y refinerías tanto en Arabia Saudita como en Emiratos Árabes Unidos.

Ante este panorama, es América Latina donde encontramos ausencia de conflictos externos, salvo, por supuesto, el apoyo del régimen de Maduro, desde su territorio, a terroristas y narcotraficantes en nuestro país. Esto sin contar la miseria y el totalitarismo de regímenes como el Venezuela, Cuba, o Nicaragua, que se constituyen en vergüenza mundial.

Ahora bien, en las crisis hay oportunidades, y una de estas se presenta en los precios de los commodities que suelen subir ante la incertidumbre, como el petróleo, el oro, o el café entre otros, todos ellos reglones importantes de nuestras exportaciones. El tema aquí es no descuidar de nuevo los reglones de exportaciones no-tradicionales, donde nos hemos mostrado incapaces en los últimos años de aprovechar los nuevos términos de intercambio que nos han favorecido. Hay que lograr la competitividad de nuestro aparato manufacturero y agrícola, e insertarnos en el encadenamiento mundial, o por lo menos regional, para emular los éxitos que han tenido países como México y Perú en este campo. No solo el país azteca puede ser el gran beneficiado de la tendencia “nearshoring” de emplazar proveedores y cadenas de productivas fuera de China y cerca de los Estados Unidos.

Sí…se avizoran tormentas y nos a van a embestir. Y sí…ningún país es inmune frente a los mercados o la geopolítica mundial. Menos Colombia, con su tasa de cambio fluctuante y su elevado déficit de cuenta corriente. Tendremos entonces que contar con fundamentales fuertes que nos permitan sortearlas.

Un casco sólido representado por una economía y unas instituciones que se han mostrado resilientes. Eso lo tenemos. Pero sobre todo se necesita un capitán experimentado que inspire confianza a sus pasajeros. En la parte monetaria está el Banco Central que lo ha hecho relativamente bien. Y en la parte fiscal, a partir de agosto, ¿quién?

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