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Analistas 26/09/2018

Reflexiones en materia de inversión

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria
La República Más

Garantizar una mayor expansión productiva para los próximos años se ha configurado como uno de los desafíos más importantes en materia de política económica.

En los últimos años, el discreto crecimiento de la actividad productiva, el debilitamiento del consumo y los sistemáticos retrocesos en la confianza tanto de los consumidores como de los empresarios, han generado mella en la recuperación de la inversión, el pilar básico del crecimiento económico en el mediano y largo plazo.

Los síntomas sobre el discreto desempeño de la inversión se vienen presentando desde 2015, cuando se observó la contracción más elevada de la década, 1,2% real. Esta situación, además de prolongada, suscita más preocupación si se tiene en cuenta que en los últimos dos años la expansión de la inversión ni siquiera superó 1% real. De hecho, de manera inquietante sorprendió que, en el primer semestre de este año, el desempeño de la inversión volviera a tocar terreno negativo.

El panorama respecto a la primera parte del año cuenta con un diagnóstico claro. De una parte, la tímida dinámica de la inversión en vivienda y edificaciones no residenciales, como resultado de la menguada demanda por dichos inmuebles hasta hace muy poco, y de otro lado, la muy discreta recuperación de las compras de bienes de capital, que ha dificultado la ampliación de la actividad productiva, le ha restado dinamismo y ha terminado acotando, por el momento, los canales de reactivación de la inversión.

Incluso, desde el punto de vista crediticio, esta situación se ha puesto en evidencia. Los crecimientos de la cartera crediticia se han ido situando a lo largo del año por debajo de las previsiones del mercado, un hecho que encuentra su asidero en los retrocesos de la demanda de crédito por parte del sector real.

A pesar de la considerable reducción en las tasas de interés activas para dicho segmento, que incluso superó el ciclo bajista de la tasa de política monetaria, las duras condiciones por las cuales atravesó la economía terminaron por impactar la dinámica crediticia empresarial.

Sin embargo, ya promediando el segundo semestre de este año, se conocen algunas noticias favorables que alimentan el optimismo sobre la dinámica de la inversión para el cierre de 2018 y configuran un mejor panorama para 2019.

Las importaciones de bienes de capital, por ejemplo, empezaron a acelerarse y ya crecen a dos dígitos; la confianza de empresarios se sitúa en los niveles más altos de los dos últimos años y el comportamiento inflacionario está cercano a niveles estables y óptimos.

Adicionalmente, resulta alentador que el Gobierno ponga sobre la mesa la importancia de reactivar la inversión mediante su voluntad de mejorar la competitividad tributaria, impulsar la reactivación del sector de la construcción y elevar como prioridad un plan de reactivación económica para recuperar el potencial perdido en los últimos años.

Sin duda, la atención de la opinión pública, los analistas y el sector empresarial estará atenta a conocer los detalles sobre las distintas políticas que se avecinan en los próximos meses, un hecho que no solo permitirá evaluar de manera más detallada los canales de impacto, sino que contribuirá al diseño de propuestas que apoyen la consecución de un acertado plan para consolidar la expansión productiva.

Lo que está en juego en los próximos meses es la senda para la construcción de una reactivación vigorosa y sostenible de todo nuestro aparato productivo.

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