Petro a la Ofac

El presidente Gustavo Petro logró convertirse en el objetivo de Donald Trump esta semana.

Era obvio que una respuesta de Trump iba a ocurrir tan pronto se diera cuenta de que había un presidente con megáfono en mano llamando a los militares estadounidenses a desconocerlo en Nueva York.

En política exterior Trump es impredecible. Así lo demostró con Irán cuando bombardeó instalaciones nucleares sin ningún aviso.

Y la actividad cada vez más notoria en el Caribe cerca a Venezuela da luz de la posibilidad real de un ataque a Maduro.

En todo el escenario hay una pregunta fundamental. ¿Por qué Petro agudizó su discurso contra Trump ahora?

El presidente había mantenido una línea muy dura frente a Netanyahu por los ataques indiscriminados en Gaza, pero con Trump se había cuidado más. Incluso después del episodio del avión con deportados.

Petro eligió que el momento de más radicalización contra Trump sea ahora, solo unos meses antes de la primera vuelta y en el inicio objetivo de la campaña presidencial.

Al mismo tiempo volvió a revivir el globo de la asamblea constituyente que en tiempos es imposible durante su Gobierno.

Leer a Petro a veces es demasiado evidente. El Presidente tendrá como argumentos de campaña en los meses que vienen dos grandes cosas: apelar al bloqueo institucional que tanto ha mencionado como un supuesto golpe de Estado o un golpe blando Por la reforma a la salud, y victimizarse como un perseguido por Trump en el mundo.

No voy a defender a Trump en esta columna. Es un presidente populista y temperamental con grandísimos problemas en su política frente a los migrantes y el uso de las fuerzas militares en ciudades principales. Mintió e insultó al país al decir que es una “guarida de drogas” sobre simplificando el problema de las drogas de tantas décadas fallidas.

Pero Trump no le dijo nada a Petro. Respondió a los ataques absurdos y anti diplomáticos del presidente colombiano. Mejor le ha ido a Sheinbaum en México y hasta a Lula en Brasil, a pesar de la defensa personal de Trump a Bolsonaro.

El presidente quería ser la víctima del bullying autoritario del mundo y lo logró de cara a sus electores. Petro el presidente valiente que no se arrodilló al imperio. Ese es el legado que quiere dejar ahora que dice en entrevistas que está más preocupado por ser recordado que por gobernar bien.

La historia dirá entonces: Petro, el presidente con el gobierno más improvisado y desorganizado en décadas. Y al mismo tiempo el hombre que se enfrentó caprichosamente al bully del mundo alineado con el dictador Nicolás Maduro.

El discurso para sus electores en campaña le funcionará. Hay que ver si sus electores serán mayoría. Y eso sí es otra conversación.