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Analistas 02/12/2023

Nicolás Petro, la pobre viejecita

Santiago Angel

La estrategia de defensa de Nicolás Petro es una falta de vergüenza con el país.

El hijo del presidente confesó delitos puntuales. Aunque no lo hizo en audiencia y en el marco de un proceso judicial, la verdad no deja de ser la verdad ni se puede pintar de blanco la enorme mancha en la pared que todos vemos sin más.

Lo que está pasando alrededor de la estrategia de defensa del hijo del Presidente de la República es estremecedor. Para decirlo sin adornos, Nicolás Petro es un corrupto.

Petro junior recibió dinero del Turco Hilsaca, una persona investigada ampliamente por presuntos nexos con paramilitares y crímenes horribles en Bolívar; recibió dinero de Santander Lopesierra, condenado en el pasado por narcotráfico en Estados Unidos. Y ambas cosas las confesó. Dijo que recibió menos de $1.000 millones que iban para la campaña del Atlántico pero que se las quedó para guardarlas en cajas fuertes en su apartamento y luego gastarlas en casas lujosas y viajes a República Dominicana.

Mientras Petro estaba capturado en la Fiscalía y su abogado era David Teleki, al búnker en Bogotá llegó un abogado que el corrupto hijo del presidente desconoció. ¿Quién lo envió? Ese abogado, Diego Henao, resultó siendo ahora el defensor de Nicolás y es quien lo representa en todas sus audiencias. Increíble.

Aunque a la Fiscalía anunció una colaboración efectiva y en esa primera conversación con el fiscal Mario Burgos habló de Armando Benedetti, Verónica Alcocer, su amigo Germán Londoño, y el político del Atlántico, Máximo Noriega, entre otros, ahora parece que no se acuerda de nada de lo que hizo y dijo y se considera inocente.

La evidencia contra Petro hijo es contundente porque quien acumuló todas las pruebas en conversaciones con voz y texto es su expareja. Pero también están los movimientos bancarios, las compras de Petro, sus camionetas de contratistas del Meta, y muchos más movimientos financieros exagerados.

Lo único que debería estar haciendo el hijo del Presidente es pidiéndole perdón al país por su decadencia moral y su ambición de riqueza y bienestar individual al coste del nombre de su padre, aprovechándose de un proyecto político que no era el suyo.

Nicolás Petro no es “la pobre viejecita”, no es un “perseguido político”, no es un “acosado del sistema judicial” y no es una víctima de los medios y del “golpe blando” que anuncian sin ningún rigor académico cada tanto.

El hijo del Presidente debe asumir las consecuencias de sus errores y eso significa también aceptarlos y repararlos. No se puede entender que en un país que pretende la democracia el hijo de un presidente tenga carta blanca luego de una conversación con su padre como si eso significara inmunidad.

Pero ahora, sin ningún escrúpulo, Petro hijo de dedica a hacer política en redes, atacar a la prensa, controvertir las acusaciones en su contra como si el país fuera idiota y no hubiera visto o escuchado sus propias confesiones.

Gravísimo precedente para el proyecto político del presidente que su hijo pasara en blanco y en la impunidad lo que él mismo confesó cuando su fiscal empiece a ejercer. Un golpe directo al equilibrio de poderes y al intento democrático de Colombia.

Nicolás, si tiene alguna vergüenza por haber aprovechado la carrera política de su padre y el discurso de la reivindicación de la justicia social para hacerse rico, pídale perdón al país y acepte las consecuencias de sus errores con honor.

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