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Analistas 16/10/2015

Coherencia ciudadana a partir del voto responsable

Sandra I. Fuentes Martínez
Directora Grupo SAF- Colombia
La República Más
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Estamos inmersos en una sociedad que en ocasiones vive entre contradicciones y esto se evidencia más en la época previa a las elecciones. No hablaré de los candidatos, sino de los votantes que fluctúan entre las quejas, el escepticismo, las exigencias y las esperanzas. Antes, conocer lo que decían los votantes se limitaba a cifras de una encuesta de intención de voto; ahora, a través de redes sociales, podemos conocer la voz de estas contradicciones en un solo pantallazo, en tiempo real, e identificar cómo se habla sin argumentos, sin tener contexto, sin conocer la historia y cómo de un día a otro cambian exponencialmente las apreciaciones.

El peligro de las contradicciones es que se basan en el desconocimiento y contienen un alto grado de emoción sin fundamento real. Algunas de las expresiones más frecuentes en esta época electoral son: a mí no me gusta la política, ya no creo en nadie, siempre es lo mismo, los políticos no cumplen. Pero si analizamos cada expresión, carecen de sustento real.

Decir a mí no me gusta la política cuando vivimos inmersos en ella, ya que ésta permite que un pueblo forje una ideología y se alcancen en conjunto objetivos; pero estos objetivos no se logran con responsabilidad exclusiva del gobierno, sino que se logra de forma colectiva, lo que lleva a que la política la hacemos todos los ciudadanos con nuestra opinión, con nuestro voto y con nuestro aporte a la construcción de una mejor sociedad.

Es fácil decir que no se cree en nadie emitiendo juicios de valor. Creer en alguien implica conocerlo, saber cuál es su trayectoria personal, profesional y sus competencias de gobernanza, así mismo conocer su propuesta que debe ser específica, acorde con las prioridades actuales, pero también con una visión sostenible. La propuesta es en lo que debe centrarse la comunicación electoral y la decisión de voto; porque los beneficios de las propuestas dicen cómo evolucionará el departamento, la ciudad o el municipio.

Al decir siempre es lo mismo, conlleva una falacia porque no hay memoria. No se tiene plena conciencia de cómo algunos gobiernos con su política lograron avanzar, retroceder o estancar el lugar donde vivimos. Así mismo, hay que recordar cuál ha sido la trayectoria política de los candidatos, porque ser político implica tener un comportamiento ético y contar con una buena reputación. 

Para afirmar que los políticos no cumplen se deben conocer cuáles son las metas;  que éstas sean medibles, específicas, con temporalidad, alcanzables y al mismo tiempo significativas o relevantes. La mayoría de los votantes no hacen seguimiento y mucho menos evalúan la gestión que hacen sus gobernantes. Por ello, no es que en algunos casos no cumplan, sino que no se conoce lo que hacen y cómo lo hacen, o simplemente se dio el voto sin haber comprendido siquiera su propuesta y entonces no se tiene parámetro de cumplimiento. 

Estamos a una semana de las elecciones de autoridades locales y es en lo local en donde buscamos  mejorar la calidad de vida, con seguridad, movilidad e igualdad. Colombia necesita transformarse desde lo local, y el poder de lograrlo en gran medida está en nuestras manos, al ser actores activos asumiendo el deber de tomar decisiones con responsabilidad pensando en nuestro futuro y elegir con tres C- conocimiento para tomar conciencia y votar con coherencia. Y en el día de votaciones no termina la democracia, allí inicia y permanece con nuestros comportamientos cotidianos para construir una mejor comunidad.
 

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